icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon

Entre el cielo y el infierno (cielo o infierno#1)

Capítulo 3 Apariencias engañosas

Palabras:2522    |    Actualizado en: 29/11/2022

izara mis

bueno, mis ángeles

rían sangre, se las daría y era seguro que derramada no sería suya. Las clases transcurrieron con normalidad, todo estaba como de costumbre; los mismos idiotas, haciendo lo norma

, la verdad estaba muy lejos de serlo, era tan delgada que casi podría hacerle competencia a una escoba, su cabello negro, caí

emenina que nunca antes había visto, le miraba con reproche, como si supiera lo que acababa de hacer; pero eso era imposible, la perturbadora joven, debía tener su edad, aunque aparentaba un poco menos, su cabello tenía un tono rubio muy claro, sus ojos tan azules le proporcionaban una mirada tan profunda, que parecía tener el pode

prochó Daniel a la joven ru

mandaran a alguien más-co

s te m

sonaba dulce, pero sus palabras eran agrias-. Vistes lo que hizo y no puedes nega

narla, Sunshine-susu

na vez! -insistió

cuando traté de hacerlo no pude, di marcha atrás. Ahora ellos me han mandado un ultimátum; debo matarla o Sunshine s

a su preparación, cepillo su cabello hasta dejarlo lacio, se puso una minifalda roja, un top negro brillante, junto con unas botas rojas. Revisó las redes sociales en busca de los clubes y bares de moda, aunque pareciera increíble en esto

hasta que sus ojos se cruzaron con los suyos; era un joven de unos 17 años, se le veía un tanto incómodo, no se sentía nada a gusto en el lugar. Aíma pudo sentir que era el indicado, sin vicios ni bajas pasion

dose junto a al joven de ojos marrones y cabellera azab

ó decir, su rostr

urró a su oído, poniéndose tan cerca de él,

mo un par de amantes en fuga. Llegaron a un callejón cercano, lo empujó contra la pared con premura, sintió sus ma

el dulce aroma que emanaba de su piel, tentándo

a a punto de atacarlo, pero su mano empezó a arder a

tienes que

hagas

mi cabeza. Imágenes confusas danzaban y luego lo vio, era Daniel, se encontraba al otro extremo del callejón; vestía completamente de negro, su mirada era fría, y sus brazos estaban c

su ego. Él se limitó a sonreír mientras limpiaba la sangre que brotaba de los oj

te. La mano de la pelirroja ardía al igual que sus ojos, se esforzó lo más que pudo hasta que un chorro de fuego brotó de su mano izquierda; pero él lo detuvo con un

o no aceptaría su oferta de una muerte rápida, pero sin honor; él se le acercó más, para inclinarse frente a ella, esperando su rendici

desaparecer entre destellos y luces blancas, ella supo que la herida que le provocó sanaría rápido, así que debería prepararse para cuando regresase, porque seguro volvería fortalecido; el mundo se vo

es el demonio del asesinato y que eso la convierte en su sucesora, aún así cuando observo rostro tan dulce me hace dudar. Todavía recuerdo cuando la vi por primera vez, estaba ayudando a una niñita perdida en el centro comercial, no había nadie mirándola, pero ella la ayudó de todas formas, por eso me

de transportarse; casi nunca lo hacía debido a la energía que consumía, pero en su situación sería necesario. Bastó menos de un minuto para aparecer

íquido con olor a cerezas y en pocos segundos, miles de burbujas olorosas le rodearon; el dolor la venció de tal manera que sucumbió al sueño dentro del agua espumosa. Al despertar se encontraba un tanto desorientada, desconocía el tiempo que había durado su siesta acuática; salió lentamente de la bañera, envo

ra consiente de pudo morir esa noche; por eso no permitiría que la encontraran nuevamente con la guardia baja, después de mucho rebuscar dio con un pantalón de lycra negra, tomó una camiseta purpura escondida bajo un par de sanda

soltó Grutos al contestar

to-respondió la pelirroja firmemente,

ló sonoramente. -Eres muy débil para ellos.

ueda conmigo-escupió Aíma, un dest

ice, la niñita cr

as! ¿Cuándo empezam

-gritó fuertemente; provocando que a

ldita orden! -chilló rabiosa, él le de

s huesos son frágiles

gane a tus musculosos? -le

o dos horas, niña-añadi

infierno no debía estar gélido, ¿cierto? Las paredes color escarlata eran relucientes, aunque rusticas a la vez. Pesas enormes yacían sobre un estante de már

-resopló Grutos, su vo

partándose un mechón de cab

la impresión de que podría partir a alguien a la mitad con solo emplear sus manos, de hecho, se rumoraba que le hacía eso a sus enemigos

dando por tu cara-le reprochó y ella asintió-, segundo, debes entender que mi palabra es ley, lo que yo diga se cumple-Aíma hizo una mueca de

un moño alto, estilo de una bailarina de ballet. Lo primero que le or

mal-refunf

ado! -se defe

endió el saco del techo, haciéndolo volar sobre sus cabezas, para luego destrozarse con el impacto de la caída, liberando su c

iento era fuerte, extremadamente doloroso, su piel se encontraba cubierta de moretones y quemaduras, a pesar de eso debía admitir que ese tiempo en el infierno le fortaleció, ahora tenía un abdomen r

rutus, mirando a la pe

, ¿toda la gloria es

sco, admít

fuerte, pero eso n

ro y desapareció. Quizás la Aíma antigua era débil, pero ya no más, así que

Obtenga su bonus en la App

Abrir