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Mi amor más allá del Infinito

Capítulo 4 Tomando mi primer riesgo

Palabras:1630    |    Actualizado en: 02/02/2023

ue se maneja en las redes sociales. Es uno de los mejores que había visto en mi vida

e maneja. Tranquilamente, el postal que tiene puede obtener muchos logros. Su hermosura sobrehumana sigue con ella,

as edificaciones se hacían presentes. Como quedaba algo alejado, tomé una combi que me llevaba directame

ía de mala suerte con su madre. Eso estuve a punto de quedarme nomás por ahí y regresar a casa, pues mamá debería

hogar e intentar hacer feliz a quien consideras tu estrella guiadora. Vale la pena ir en busca de tu experiencia amorosa, saludable e inolvidable. Vale la pena no tener miedo al olor que te genera el rechazo de sus padres

ero, pero se ve que nuestro amigo tiene muchas agallas para hacerle frente. Esta vez va con jeans y un polo color canela, antepuesto por una casaca oscura. Tal vez sus calzados resaltan más, pues son un

suceden. En esta tarde noche, tampoco pasó desapercibido. Las que siguen siendo vu

ayron y en más de una ocasión ha hecho entrever su incomodidad. Esta combi parece ser más agrandada que lo común, pues lleva muchos pasajeros. Uno de esos chicos que parece maleante, con su más vil perversión ha tocado sus posaderas a una chica que está adelante. Cuando la afectada mira hacia atrás, les encuentra a todos los chicos escuchando música con s

ción que entonaba era de un clásico de un grupo argentino. Muchos que estaban por acá se lo sabían el coro. Por ello ayudaron a tararear: Ya que el amor, de música ligera. El resto que sigue lo cantó hasta la mitad. Pues un frío incidente

eron de mala gana. Antes tanto encono que presentaron, también se lo agarraron conmigo. Les trataba de hacer entender, qué en ningún momento hice eso y no lo haría, pue

n rayo. Creí que estaban viajando con unos tipos que están viviendo décadas adelantadas. Ahora me quedé en una soledad. Tal vez algo desconcertado estuve, pues la primera vez que me habían acusado de algo que no había cometido. De todas formas tuve que buscar

dea. Me fui en medio de ellos. Algunos iban abrazados, otros sumaban sus cigarros electrónicos y otros comentaban sus trabajos pendientes de sus universidades respectiva

ensar mucho, llegué a la habitación de la chica anunciada. Esta vez tuve un inmenso valor y ya no pensé en

ombre de nadie de acá. Para no meterme en más problemas, le escribí netamente a ella. Y dije que estoy afuera y que venga a verme. Ya no le pedí su apellido, pues estando quizás por acá ya no era necesario. Ella

Posiblemente, debí llamarle antes para saber su ubicación, pero a veces los impulsos de ver a alguien, conllevan a cometer ciertas locuras. Para entretener el tiempo conversé con esos vigilantes. Les pedí ciertas pautas de cómo se llega arriba. Todo me interesaba de cómo se llegaba al departamento 38. - Ah, viniste a ver a la hija de la señora Chelo, mencionó uno de ellos con e

iento muchas veces no es válido. Era mejor ii de a pocos. Le que

dos y sobre todo de pasear por unos lugares de entretenimientos y ser uno solo por este mundo. Sin embargo,

iguiente y verlo otra vez en el colegio. En la medida

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