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Teach me to forget

Capítulo 8 Ocho

Palabras:2066    |    Actualizado en: 15/10/2022

yli

n baño, me recosté en ella y aún seguía oliendo a él. No sé cuándo se haya mudado a su otro departamento, tampoco sé

su ropa que, aunque estaba limpia, era de él y simplemente no la quería sobre mi cuerpo. Por ello fue que me tomé mi tiempo para secar la ropa que traí

tación, fue bastante chocante despertar en otro lugar, fue bastante t

erá difícil que consiga empleo y contraten a una chica de 17 años que nunca antes ha tra

no puedo mostrar mi mejor cara a mi f

ido de alguien llamando a la puerta me detiene. ¿Será el se

ecido a abrirla, descubriendo a Harry con uno de sus dedos al aire (lo cual me dice que estaba tapando el mirador co

ovecha para adentrarse y dirigirse a la cocina. Yo lo sigo de

egunto, enteramente

as que no venía para acá y cualquier cosa que esté ahí dentro pue

esto— Le digo, porque es la v

ibas a co

ño en señal de enfado. Él deja las compras, suspira profundo y voltea a verme de

n verdad está enfadado o solo está fingiendo; aún así, niego en respuesta, él frunce

Pregunto, más all

tu propia comida, ya que dices que no necesitas l

me lle

dinero?— Pregunta, pero parece que no necesita una respuesta porque ya la tiene. Desvío mi mirada al piso—. ¿Puedes o no?— Insiste, pero yo no

empacar y a acomodar. Él me va dando indicaciones de don

No, no quiero que me lo regreses, es por mientras consigues para mantenerte sola, no me lo regreses, no es necesar

n bueno conmigo?— Pregunto lo que pienso y des

sincero—, trato de devolverte por lo menos un poco de lo que tú hici

e hará se

do mi rostro por unos incómodos y confusos segu

un vuelco en mi estómago, fue extraño pero a la vez fa

is pensamientos, señalando el estante esquinero, voy hacia é

to a mis espaldas, bur

intento subir a la repisa, pero suelta una carcajada al ver que tampoco puedo—. Ni siquiera puedes subir ahí—

ilidad envidiable, guarda el papel de cocina ahí den

uy alto— Refunfuño, q

tú eres m

... esa mal

de alegría o gracia, para remplazarlos por gestos incómodos y

sayunar?— Pregunta, y le agradezco internamente que haya

ncogimiento de ho

os— Dice, para finalmente comenzar

mos a habla

*

orde de la desesperación elevando mis manos

e apresura a decir, tratando de calm

el puesto pero te tuviste que meter— Le

Refuta—. El encargado casi te p

ero— Bromeo, pero no sé

lgo receloso también a mi respuesta, mientras que en s

, pero puedo notar un atisbo de burla en sus

o, tratando de seguir su juego, pero al juzgar por

y fanfarroneo por uno de incomodidad y seriedad. Aprieta sus labios levemente a

segundos antes de volver hacia el frente—, no nos conviene— Continúa su frase, pero ésta vez habla un poco

en eso y el silenc

r, no hay ningún problema, pero yo no voy a

stás am

o como

y me cruzo de brazos

callados po

ceptar— hablo— el

s ojos s

ara de d

e y a

ilencio reina

¿No tienes que

e no pasa nada— Me dice y yo asiento

Pue

Bien, entonces vamos al centro

aso nadie

íe por

oma—. Pero es entendible, ¿Qu

no logro entender su come

lo?— Pregunto, mir

r— Aclara, haciendo una señ

Le corrijo, a lo que él rueda los o

pijama. Yo no te cont

e, pero solo recibo otro

a— Contesto finalmente,

casa, si quieres

, tajante ante su proposic

n leve r

saber e

a él no le queda nada más que asenti

ras me regala una pequeña sonrisa—

er, le intento devolver el gesto,

do y las charlas de las demás personas en el centro comercial, solo se siente el

o con la confianza suficiente como para contarle mis males y pesares. Aunque la relación entre los dos haya cambiado un poco y sea un tanto más amena a

cerme olvidar los malos ratos con sus bromas estúpidas y su humor raro. Pero aun así, a pesar de todo lo bueno, no puedo dejar de desconfiar, no puedo dejar de estar alerta, no puedo darle la espalda sin ten

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