Eres Mio Siempre Lo Has Sido...

rdos que quedan, ni ella misma puede separarnos. Vivir cada momento intensa

te, la experiencia má

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a muerte que Luis llegara ante

í su dolor, sufrimiento y el gran temor de que todo saliera mal, pero su fe es tan fuerte que con cada oración que me hacían me convencía

cho algo así, ¡pero lo intentaré! Necesito

r su dolor, y sé que ya le tengo cariño al niño, pero evito pensar en eso, por

tre contracciones, dolores punzantes en la cabeza

rol, ya que acepté su pedido y, obviamente, no puede irse antes. No tengo idea d

nto y terminé apurado por esta alm

ella dispuesto a pasar una noche entera con su amada despu

ola en la enorme cama doble que apenas cabía en la pequeña habitación, apenas la tomó entre sus brazos, sinti

on fuerza — Sin importar el final de esta noche, ¡prométeme que cuidarás de nu

nía un gran propósito, ¡está decidido! ¡Vamos a México! ella le informó,

is! - trató

o descansé su cuerpo en el asiento del p

respirar mejor. Volvió a conducir tan pronto como le dio permiso y ambos estaban rezando mentalmente; él para asegurarse de que el parto saliera bien, ya que los tres se d

a la sala de partos, él no podía entrar con ella, pero yo insistí en e

ína era muy fría, exigió unas pruebas rápidas mientras preparaba todo par

ahora mismo! — como si la demanda fuera una orden enfocada rápidamente en traer al mundo al pequeño

como siempre! Puso su mano sobre su estómago y estaba frío.

vo y la línea recta en el monitor resonaba por todas partes, pero ella seguía lúcida y la publicación continuaba con su cuerpo resistiendo largo y tendi

dió tiempo para preparar a la ma

realmente estuviera destinado a ser,

edé esperando la señal para lleva

hijo!' — exigió de

UE VER A

emente nac

me acerqué al pequeño de pelo negr

jos se encontra

caricié la cabecita de mi nuevo protegido y el color rosa comen

to de la vida es lo más hermoso que se puede ver. “Bienvenido al mundo, Jav R

Salí de mis sueños con un

amente segura de que mi protegida estaría bien. Lo seguí llorando en el regazo de una enfermera y me acompañó Ja

é y de la mano segu

•「◆」

o, lo miré fijamente durante mucho tiempo, admirando la p

e esconde. — No sé cómo lo haré, pero una promesa es una promesa y la mía se cumplirá. — La

ebé que dormía maravillosamente en su h

presencia — ¡Nunca me acostumbré a dar malas noticias, especialmente en estas situaciones! Por Dios, tod

erca, para s