Sugar Mommy
ama. Se apoyó con sus brazos, coloc
el cuello, mientras que sus labios se unieron y se humedecieron al contacto. Abrieron sus b
ravillosa, demasiado para él. Observó, como ella se había dado media vuelta e intentó desabrocharle el brasier, pero su mano temblaba y no podía quitárselo. No estaba acostumbrado a quitar sujetadores y ese simple sistema, se había convertido en una cerradura, que era muy difícil de abrir. Respiró para calmarse. Esto era complicado. Hasta que por fin pudo hacerlo y ella se giró de nuevo, quedando boca arriba. Ahora, ante su vista, quedaron descubiertos los senos de Heleanor, que eran más grandes y firmes de lo que aparentaban, y a los cuales se les dibujaba una med
ía imaginado. Provocando, que el calor aumentara. En ella comenzó a nacer una picazón en medio de sus piernas,
co monte de Venus de Heleanor; el tacto de la piel era suave y libre de aspereza. Volvió a besar a Heleanor y enseguida metió el dedo mayor y el anular dentro de ella, sintiendo la humedad y el caliente abrasador del interior de hermosa y desconocida mujer. Se
ltima prenda y volvió a abrirle las extremidades. Acarició el rostro de la hermosa mujer de cabello oscuro y mientras apoyaba sus antebrazos en la cama. Percibió algo similar a un mur
ra doloroso y como si algo se hubiera quebrado en su interior. Abrazó a Hedrick con fuerza por la espalda, le cl
bello rostro de esa mujer, que lo veía igual de desarmada. Ahora entendía por qué sus amigos se la pasaban hablando y contando sus aventuras amorosas. No les prestaba mucha atención, pero esto superaba todo relato, que ellos le hubieran dicho. Disfrutó otra vez de los dulces labios de su hermos
de las canciones, y sus gemidos rebotaban en las paredes de su cuarto. El dolor que antes había experimentado, se había transformado en
erótica. Ninguno lo planeó, solo sucedió. El bar fue el sitio donde todo habí
labios, como si fuera una fría, pero ardiente descarga eléctrica, que la recorría por dentro, haciéndola disfrutar de la mejo
stidas a su dama; incrustándose con fuerza desde el inicio. Sintió, por segunda vez, toda la calidez que brindaba el interior de una mujer, haciendo q
e media hora besándose y entregándose en el acto más placentero que podría vincular a un hombre y una mujer. Las fuerzas de ambos disminuían a cada minuto, pero más era las frenét
una embestida con vehemencia, más fu
a. Sus respiraciones estaban aceleradas y
Solo debía apartarla con suavidad para no despertarla, sí, un poco más y lo lograría. Luego apartó la sabana que los arropaba y en su mirada se reflejó una mancha roja, que adornaba el colchón. Espera, acaso, ¿ella también era virgen? Era muy raro en una mujer mayor, pero tampoco era imposible. Además, cuando ella le contó lo del ex prometido, creyó que ya tenía experiencia. Así que ambos se habían regalado su primera actividad erótica. Sonrió con satisfacción. Vio de nuevo a Heleanor y le dio un pequeño beso de despedida en la frente. Eso lo convertía en un encuentro más especial y lo guardaría como un tesoro valioso, que nadie más podría vo
llamando, pero nada sirvió, ya que encontré tu
escaleras; quería seguir durmiendo-.
o haya llegado mi amiga. La he
cuando el
casa. Sería mejor que pasara algo para que no viniera, pero también necesitaban el dinero. La situaci
la seguir
rañazos que tenía. Esa mujer era como una linda y peligrosa pantera negra, que lo había cortado con sus garras. Moldeó una gratificante sonrisa y