El camino a tus sueños
ransformaciones; a veces, nos cambian para bien y otras sacan lo
afía cuando nos muestra un camino distinto al que seg
acomodar el cuerpo de Adrián en la camilla, aún estaba vivo, pero, por la f
ue Carelis deseó acompañarlo, hasta el final se lo impidieron y Adrián se perdió tras una
nco con respecto al incidente. Se sobó las sienes con las manos tratando de activar sus recuerdos; sin embargo, había una pared dentro de
da del almacén en
presumir; tenía aires, de quien lo puede todo en la vida, de aquel que vive arrasando a su paso;
profundo dolor. Entonces discutieron, se dijeron muchas cosas desagradables que no recordaba en eso
soy perfecto—y añadió dolido—Yo me equivoco Carelis; pero,
ella y un hombre de ideas y conceptos claros, además poseía un esp
ento por ti me hace pensar q
ido a una pared firme, rígida, fría
e perfecto… Aunque, sol
oy a dejar que me evalúes, si lo permito ahora siempre será a
ecepcionar a todos. Fue en esos momentos que llegó su tío, Jonás, para sacarla de sus cavil
rián est
estaba manchada de sangre, su cabello despeinado y su ros
tengo
unas bancas de la sala d
a verte—besó su cabeza—Calma Carelis, ahora no
e, no sabía cómo, pero era así. Estaba segura de que debía continuar con su
char, aunque no sabía la ra
r! No quiero perder
se detuvo
Todo depende de ti, solamente tú puedes
orraba a partir de ese momento: sus recuerdos se distorsionaban. Hizo un gesto de dolor, le dolía no recordar, se le
cia una banca; sin embargo, ella se
u angustia interna y
do que discutíamos y luego… Luego Adrián ya es
rdarás…—la sentó a
tro y ninguna les daba noticias de Adrián, por fin un médico se les acercó, usab
iares de Ad
—Soy su novia y él es mi
especializo en casos como el de Adrián—Hizo una pausa, iba a entrar en la parte di
en el pecho, su corazón latía
rodujo un serio traumatismo, tuvimos que operar y co
o Carelis e
de la noticia—Las próximas horas son importantes, si é
a cerciorarse
como usted
puede ser
ntir al infortunio,
e eso mejor que nadie, porque viví la muerte de mi madre, la vi consumirse lentamente en una p
nvulsivo, su corazón sabía que Adrián estaba pasando por un
ue esa noticia significaba para su sobrina, él también quería
uerte y que saldrá
Reyes le
fe, no todo
odo esto!—dijo la joven—Ni siq
que le den
“Terapia intensiva” y abajó con letras doradas “Pabellón Esperanza Dávila P.”, en aquel sector el aire acondicionado era más fuerte y ya no reconocía si era su miedo el que provocaba ese frío o era el aire acondicionado. Una enfermera le explicó que no entraría, tan solo lo verí
a descansar. En el camino a casa de su mente no se apartaban la imagen de Adrián en esa clínica, c
l, eso era bueno, aún sentía, estaba viva y podía luchar. Aunque el llanto brotaba de
os llamados desbarajustes emocionales, dolor y muchas veces pérdidas irreparables; pero, sea cu
tra vez el camino de la tris