Resurrección: El Origen de Malena
efa
tir palabra alguna para iniciar aque
a? -ella rompió el silenci
ando que mis mejillas se tiñeran de rosado; sentí el calor brotar de mis venas y encenderme hasta el punto de ruborizar
ncio, no quiero que algui
ián está encerrado en el despacho con su padre tomando whisky y
saberlo
que quieres pregun
todo, Rosa! -decl
qué? -sus ojos se m
ten en ti tus dones de adivina, me lo harías más fáci
re un hombre y una mujer? ¿Cómo s
firmé con un
puedes sentir que flotas hasta alcanzar las estrellas -expresó profiriendo un leve suspiro
con esa voz tan fría?
explicártelo -dudó
í-. ¿Cómo se consuma un matrimonio
u doncellez, qué es lo m
rega cuando le das un beso al hombre que s
sas, pero de eso nada. Entregar la virtud es más complicado, la virtud a la cual me refiero es la virginid
scandalizada al escuchar lo qu
e incómodo al p
virtud fuera algo doloro
a alguien que no amas -dijo con un dejo d
e la entregamos al hombre que amamo
é que no me comprendes y ojalá nunca te toque entender lo que esta
certe otra
ue sea la última, aún me
a virtud al hombre que amas, como
sorprendid
marido te lo enseñe -al terminar la oración, Adrián entró en la cocina, Rosa quedó en silencio súbitament
a. Definitivamente, aquello era una señal del destino, una clara
las distancias hasta llegar cerca de mí. No supe que expresarle, solamente advertí su mi
ea de separación entre los dos, debido a todo lo que sucedió en los días anteriores: su madre no me tenía en buena esti
cercanía. Él notó la frialdad en mi voz
bien? Aún te veo un poc
ré y le dejé entrever una media sonrisa for
mente llámame por mi nombre, suena t
de que, al hacerlo, su faz acabaría con la poca fortaleza que mi mente colocaba sobre el ímpetu de
avía -me pidió -me gustaría
mbién como una revolución de mariposas y de un zoológico
joven soltera se quede ha
ó mi excusa y no
osa también está
i proceder y no se dio por vencido. Salió tras mis pasos, me alcanzó en el pasillo y me agarró por un br
tante que tienes hacia mí, es porque mi abuela
diría eso. ¿No entiendo por qué lo piensa
í era cálida, ahora te limitas únicamente a saludarme. Estoy seguro de que te ocultas de mí deliberadamente, ni siqui
spuesta -dije, tratando de mantener mi posición, pe
o alusión a la conversación que tuvo con mi madrina y que desconocía yo la habí
uiero tener problemas -manife
esta conversación no termina aquí -declaró,
del gran baile que se celebraría a nombre del cumpleaños número 71 de mi madrina, me mantuve distante del alboroto. Los gritos de Elizabeth llegaban hasta donde yo estaba y sus insultos lograron que las esclavas limpiaran el piso de tal manera que parecían espejos. Sin embargo, aquellos preparativos le costó rabia y dolores de cabeza a mi madrina, ya que constantemente discutía con su nuera por la forma en la que trataba a su servidumbre. Fueron ta
amaba la atención a su madre por la manera tan
casa durante todo el día y regresaba entrando la noche. Otras veces se la pasó en el despacho con su padre ayudándolo a revisar docume
de que se ponga al día con los negocios que tiene que ver con la siem
más ta
asa. El aceptar que mi nuera se hiciera cargo de la decoración y los preparativos, me ha traído unos dolores de c
é no has ido a pasear más por la hacien
arme con la se
rte con elegancia y decencia frente a mi nieto; al parecer él ya comprendió que eres una muchacha digna y qué debe mirarte con ojos de hermano -aquellas palabras no me hicieron sentir feliz en lo absoluto,
tarareando canciones, la qué no descansaba has
n, madrina
Hazlo muchacha, nadie
hacer, retom
que esta es tu casa, así qué no te cohíbas en recorrerla como lo has hecho siemp
llada. Leticia se esmeró en la confección de los trajes, los vest
sin habla. Mi madrina lo tomó, lo extendió a lo largo de la cama y me dijo: -Est
cabados brillantes cuyas aplicaciones se extendían a lo largo del corsé y marcaban la forma de la falda; su parte superior era muy estructu
o, ya el sol se oculta, el crepúsculo hace acto de presenc
aré conmigo, aunque le advierto que no estoy muy segu
ra exquisita y buenos senos para llenar ese corsé. Leticia es mu
la virtud. Aquellas palabras me rondaban en la cabeza: "la virtud es la virginidad dela mujer, es la que está oculta entre tus piernas, en las zonas nobles" ¿Cómo llega un hombre ahí? Estaba escandalizada, bloqueé esos pensamientos y continué observándome detallada
trada a la habitación y noté qué estaba entre abierta. Al parecer, al salir mi madrina no se percató de cerrarla.
s qué se firmarán para la venta de la nueva cosecha ¡Gracias a Dios que ya se aseguró! -dijo mi madrina al entrar en la habitación, mostrándome una caja alargada de terciopelo negro. Al oír lo qué me contó de Adrián palidecí y no le pres
eguntó mi madrina al a
a puerta abierta al sal
ás la lancé tan débil, qué no llegó a cerrar
entreabierta -le contesté sin decirle lo que sentí. Ah
le mi inquietud, madrina; ahora
ba cómo absorto... De seguro son imaginaciones mías -sentí un leve mareo y me senté rápidamente en la cama, las sospechas
s de
-profirió con entusiasmo mi madrina. Los ojos le brillaban mientras me con
dad acercándome al espejo y g
e me hizo mi madrina quedó perfecto, al igual que el peinado. Me coloqué en el pelo u
ma la peine
as rosas, Estefanía, no podía dejar pasar ese detalle, pero te hace falta un
ué
ida gargantilla de diamantes, cuyo centro resplandecía una pequeña piedra de rubí.
qué use esta joya? -inte
templas son tuyos al igual que la peineta. Es parte de l
o puedo aceptar, está joya tan costosa;
a ti, esperando una ocasión especial para entregártela. Esta noche es el momento;
grande para usted, debería poseerla un f
me pidió sin dejarme hablar, y quitándome la caja de la mano, sacó la prenda y la colocó sobre
stó suavemente -hice un excelente trabajo cómo
por favor ahora no mencione nada sobre que va
ante, si de algo te consuela, todos pasarem
ue fuéramos inmo
emorias, cada vez qué recordamos a un ser amado. Esa ha sido la única forma de