Serendipia
s, y las tres acosadoras, Gabriel se sintió eufórico al sentir la suavidad del contacto de las llantas en en pavimento que anunciaba el inicio del pueblo. No era tan
el pueblo eran, en efecto
larizados, fachadas impecables con pinturas de aceite y macetas de barro, pero otras no contaban con mas que la belleza artesanal de los patios adornados con hortensias, veraneras, caracuchos y orquídeas que le daban un a
cender, se detuvo frente a una tienda y comenzó a descargas unos cuantos bultos y cajas. El ayudante le dedicó apenas un par de miradas mientras bajaba los artículos. Gabriel comenzó a sentir un vació escocerse en el fondo de su estómago, sintió náuseas y no por el mareo, sino por el terror que comenzó a invadirle. Era un lugar diferente, y una vida diferente, tenía que hacerlo, tenía que lograrlo, quería ver en los ojos de sus padres ese orgullo que veía en ellos cada vez que hablaban de su hermano, y nunca más la p
ho, bájate y pregunta por la casa de Axel, Asegúrate que se den cuenta que eres mi primo, digamos que no confían mucho en los fora
tiempo que llevaba sin ver a su primo y a su tía, ¿cómo lucirían ellos ahora? Lo único que recordaba de ellos era el tremendo cabello rubio de su primo,
que Gabriel supuso serpia un kiosco o algo así. la plaza estaba cerrada por un pequeño muro que la rodeaba completamente, alrededor estaba la calle que le daba la vuelta completa, al otro lado de la calle, había decenas de tiendas, casas, carnicerías, incluso había un pequeño gimnasio, de esos que trabajan con tu propio peso, en conjunto, el parque era un inmenso cuadrado, con salidas en
iosco, se quedó allí, viendo al chófer y al ayudante
un libro, hasta que el chofer se acomodó perezoso en su haciendo dispuesto a continuar la ruta, y se vio obligado a bajar. Acomodó sus dos maletas y esperó cualquier señal de un cabello rubio revolotear por ahí, pero no había nada, así que se bajó de la escalera y lo
ista a su celular. A Gabriel le agrado en sobremanera que
ca, que no podría tener más de dieciséis, le dio u
o hurgarle el estómago, a veces odiaba ser así, pero si n
ó al fin. La
ía algui
biera preferido que fuera una "acosadora" y no una "entro
he preguntado de donde carajos salió ese apellid
los eran extra
dónde
mo?- la chica levantó las manos en son de
a está en el segundo piso- Gab
es, y se dispuso a marcharse
se de su poderosa improvisación, salió aireado por completo en cuestión de minutos. Mientras caminaba por el parque se sintió asustado, nunca había sido "el nuevo" en ningún colegio, además hacia
o, uno poco intimidado por lo espacioso del lugar. Su tía era madre soltera, de ahí a que él y su primo Axel tuvieran el mismo apellido. Era una mujer emprendedora, valiente y directa, co
con un yoyo tras el mostrador. Tení
Gabriel -parece que no l
- el chico
?- pre
e pueblo preguntaban siempre lo mismo. Pero el chico
de Axel- el joven, entrado ya en los dieciséis o dieci
hospital. La mera mención del lugar trajo a Gabriel un extraño hormigueo en el estómag
arla?- le pidi
la garganta -voy a salir con mi novia- Gabriel lo miró, y no era tonto, claro que no, y estuvo s
enta que eres heterosexual-trató de adivinar -No tienes de qué preocuparte, aunque no lo fueras no me fijaría e
bor en los pómulos -iré a llamar doña Amelia, es que ya me tengo que ir, a mi abuela le gusta que la acompañe
y un poco fibroso por la adolescencia, pero dejaba ver u
trás del mostrador -¿siempre eres ta
e suelo neutralizarlo cuand
o detrás de ti- soltó el joven haciendo la mímica -nadie sería lo suficienteme
siempre digas c
de fábrica
gunta que más se hacía, no físicamente hablando, si no en su interior, su carácter ya no lo recordaba, pero había resquicios de los recuerdos del viento acariciando su rostro mientras
equeño e intocable mundo de una manera tan hermética que ni siquiera los viejos recuerdos lograron arrancarlo de las garras del pozo en el que se había hundido, y solo cuando aquel cascarón explotó, reparó en todos los años que había lanzado a la basura. Pero todo eso había acabado, y aunque las consecuencias de
ero Gabriel no pudo acaparar más impresiones de su anatomía ya que su tía, en menos de un segundo, recorrió los pocos pasos que los separaban y se aferró a él con brazos temblorosos, como un náufrago aún trozo d
le hicieron sentirse de nuevo en casa, una mezcla de sensaciones cálidas y
- le preguntó y Gabriel
ió en silencio y se separó un poco para ob
ás recuerdos que no lograba encajar -estas hecho tod
ió -el tiempo pasa
ue acababa de bajar por las escaleras, le dijo: -cielo, ¿podías quedarte un momento mientras le sir
.. Y
ubir por las escaleras. Este la siguió no sin ant
lacer con
retó la mano mientras se
Irán- su tía intervino des
replicó él y luego se dirigió
us su
n volver realidad?- le replicó
ientras arrastraba consigo su maleta dispuesto a seguir a su tía, y había
con la cabeza al ver que se dirigía a una señora e
nomas haberla alcanzado en la
a colgadas por todas partes. Gabriel se quedó ensimismado en una en particular. Un niño de unos tres años, de cabello castaño y ondulado que le caía un poco por la fre
daba la espalda -todos estos años creí
stó esta apretándole
Tomá
riel, ¿no lo sabías?-
l vez nunca presté atención. Nunca me ha
aba supuso que si Irán había dicho aquello de la "novia" era porque sabía que él era hom
¿cuándo vas a presentarnos alguna novia tuya? ya va siendo hora- su tía de nuevo asintió en silencio -al final acabé por ignorarles y ellos por no incluirme en la charla. Supongo que un día de esos habrán comentado lo de Tomá
la espalda, nunca, y no solo por quién eres sino también por lo que hacías. Axel y
la mano una lágrima fugaz y de nuevo pensó