Canción de Medianoche de Courbet
nes... Las torres ardÃan y las casas estallaban con soplidos dorados. La oscuridad se paseaba, exacerbada, por los rincones lamentables. Las almas estaban pérdidas y cada una soñaba, con la
n... Los dioses lanzaron sus barcazas
ara maltrecha. Renunciando a aquellos pensa
umbido. ProfecÃas de destrucción... ¿Juramentos
es y capullos con embriagante mezcla de perfumes. Los niños corrÃan entre sus piernas, saltando y vitoreando. Los bardos cantaban sus ova
y la capa roja deshecha en hilos. Miackola no dejó de temblar, con los pantalones manchados de orina... Las personas la miraban con curiosidad y... ¿duda? La veintena de magos se mantuvo orgullosa a medida que recorrÃ
scarlata lanzando perfumes a sus pies. El grandioso Cedric, hermano menor del
aron en lo profundo del Bosque Espinoso... arrastró a los magicians del Premieré Château, a lentas y dolorosas muertes.
sin vida. Las tuberÃas oxidadas soltaban gotas, gotas, gotas... En l
ndo despejar su mente para no llorar. Los suyos tenÃan aquella expresión de desolación. Hombres y mujeres marc
Por qué seguÃa escuchando aquel goteo?-. Éramos
sonas que temÃan por sus hijos. En su cráneo solo existÃa silencio... Gruñidos... Un prominente olor a frutos podridos que se impregnó debajo de su piel. Fugas de agua. Un silencio donde enterrar los
decolorado. El arcángel Lucifer del Premieré Château, era un zarzal de hilos dorados. Cedric
castillo contaba que, antiguamente, era el torreón de la familia Wesen. Se convirtió en la base de operaciones de Sam Wesen durante
envejecido... Cierta belleza fantasmal se reflejaba en los cuadros ominosos de criaturas fantásticas y la desnudes femenina. HabÃa todo un salón relleno de lienzos en blanco y obras a medio terminar, debió ser un pintor muy guarro porque lo único que retrataba eran... imágenes subidas de tono al óleo. De niño le gustaba mucho dibujar al carboncillo, pero su hermano lo convenció de estudiar Misticismo para sucederlo como señor
res. El dolor en el brazo se habÃa vuelto insoportable, sentÃa pinchazos con cada paso. Los dedos entumecidos le ardÃan tanto que le era imposible moverlos. Delaila le habrÃa cerrado las heridas en un parpadeo. HabÃa sido su más cercana amiga, durante su complicada juventud en el Jardin de Etoiles. Se dedicaba a una espec
abÃa quemado un dedo mientras practicaba sus evocaciones. Con resultados volátiles... Al parecer tenÃa un flujo energético impredecible y su influencia perdÃa la
no ardÃa, ni tenÃa ampollas... Era como si, su herida se hubiera invertido. Lamentablemente, nunca volvió a
ba en algún lugar
lquier otro y... a veces sus manos quemaban papeles al tacto. También tenÃa una temperatura anormal... Su cuerpo siempre estaba febril, aunque se sintiera bien. Lo obligaron a cursar Fundamentos del Misticismo y le encantó. Las historias de héroes que se enfrentaban a monstruos lo fa
l espejo de bronce pulido, no reconoció al espectro demacrado y huesudo que se burlaba de él con los ojos color rubÃ, inundados de melancolÃa. Caminaro
tiró de
s tristes, sus manos temblaban, algo brilla
afrontar. Se detuvo, giró sobre su eje y ella lo miró, con los ojos enroj
La voz de la m
uié
urno-Escuchó la voz
Lucca le dio una palmada en el hombro a Cedric. Hasta que Pietro Brunellesch
ecir... La mujer se echó a llorar, cayó de r
ParecÃan excarvadas por gusanos gigantescos. Las criaturas que poblaban allà eran los moldes, donde el Homunculista vertió piezas de distintos animales para crear abominaciones. En aquel laboratorio abundaba un silencio sepulcral. Las ratas habÃan sido diezmadas por ellos. Estaban
alquimistas locos. El laboratorio tenÃa ramificaciones unidas a las cav
lo se escuchaba la fuga de una vieja tuberÃa de agua... Los grilletes rotos y al duende ma
con la varita temblor
ndiz, al bueno de Saturno.... Era simplemente impensable. Saturno era un tipo tan alegre que cualquier dirÃa que era eterno. S
o podÃa dejar de ver aquellos colmillos largos y finos. La carne se abrÃa, sangraba, se desgarra
odÃa centrarse. La esencia chisporroteó en su pecho, vibrando con un calor húmedo en su
ación entera se incendió con un resplandor de calor que le recto por la piel, atravesando sus ropas con un estallido. Aqu
torio ardÃa con desasosiego cuando encontraron al Homúnculista, un alquimista joven vestido de negro con el cabello rubio sucio y los
humeaba siendo corroÃdo por la sinuosa sustancia de la criatura. La piel enrojecida colgaba h
.. Destruyéndolo por dentro. Las bestias se lanzaron a ellos, babeando por carroña... Mia temblaba, se habÃa orinado del susto. George mantenÃa un reflejo mientras Jean, Pierre, Pietro, Lucca y Juliana no se dejaban acobardar. Sus varita
to. Con Mia temblando a su lado y sus magi
por el miedo que sentÃa... Deseoso de que su inestabilidad fuera mayor que nunca. Su esenci
homúnculos monstruosos. El ardor le traspasaba la piel, calcinando sus huesos. Las lágrimas le saltaron de los ojos con un grito de batalla. Los magicians se echaron a sus pies, contemplando con los ojos acuitados como los terrores eran
ir su existencia. Pero seguÃa vivo... HabÃa salvado a algunos pocos de los suyos. El Homúnculista estaba muerto y sus criaturas no tardarÃan en seguir su ejemplo. Tardaron poco tiempo en regresar... Sir Cedric estaba planeando en retirars
arlo en Puente Blanco, en su gran casa junto al Templo de las Gracias, junto a su esposa y sus hijas. La mayor estaba cursando el último año de Fundamentos y se unirÃa a un departamento o un Château. QuerÃa persuadirla de dedicarse al estudio de una rama... antes de unirse a la guarnición de un castillo. Las querÃa abrazar... querÃa volver
...» recordó aquellas palabras. Aque
es pensamientos... No podÃa dejar las cosas asÃ, ning
us magicians al verlo sonreÃr, levantaron la moral. Lucca y Mia se abrazaron y los muchachos intercambiaron sonrisas sinceras. Todos amaban al caballero sir Cedric y Cedric amaba al reino que lo admiraba
se alzó al cielo. El búho voló en torno a ella, enseñando las garras y batallaron... Trazando cÃrculos e hiriendo mutuamente sus cuerpos efervescentes. El ave de fuego se llevó volando a la serpiente en una
rial... el regente de Pozo Obscuro y representante de los alquimistas. Lord Friedrich Verrochio lo saludó, su impecable capa negra parecÃa tejida con hilos de oscuridad. Llevaba las ri
yolado. TenÃa un rostro duro, ceñudo, pómulos altos y mandÃbula firme. Su cabello era
ochio -Saludó Cedric
, ausente. TenÃa una hija, pero al parecer la culpaba por el hecho de arrebatarle a su esposa. Era un perro del castillo. A Cedric nunca le pareci
guntó. Aquellos ojos brillantes parecÃa
on tono interrogativo. QuerÃa escucha
cortó de forma áspera. Por el tono en
n el sur. Hubo una plaga que destruyó muchas granjas. Los campesinos pasan mucha hambre. Se pelean por saber quién arruinó su cosecha. El verano llegó a su fin... Si la situación continúa de esta forma, una revue
emas. Siempre han existido, si me pongo a escuchar todos los problemas que ocurren. Ya me hubiera arrancado las orej
éndido animal andaba inmaculado con la silla cubierta de satén. Pero no se tranquilizó con la palabreja del hombre ru
Pozo Obscuro hasta nuestras tierras. Eso es mayor que cualquier plaga en cien años. Todo comenzó desde aquel terremot
recÃa divertido. Sus ojos so
los vieron saliendo de la tierra con el temblor. Recuerdo que hizo mucho calor este verano. Demasiado. Los veranos son calurosos, pero este fue
este año ocurrirá un fenómeno hermoso. La interrupción de esta antigua tradición significarÃa el disgusto del pueblo, y de la
es su ilusión. La última semana fue tortuosa, estaba cansado. DebÃa hablar con el
elantó al trote deja
hevarrÃa podÃan observar como una guerra arrastraba cientos de vidas hasta el foso... pero tenÃan prohibido apoyar cualquier causa. En cambio, el rey podÃa solicitar apoyo de los Château que juraron resguardar la isla. Cedric fue profesor de Evocación en el Jardin de
de murallas grises. Cuando pasaran bajo el rastrillo de hierro, vieron el patio desolado
ariz, captando aromas que para los demás eran desapercibidos. Era capaz de estirar sus sentidos hasta escuchar el ruido d
do, pero debÃa mantener la compostura... as
a frente al trono desocupado, parecÃa la estatua de un dios indigno. A su lado, permanecÃa un alquimista pelirrojo de capa negra y ojos bri
ir Erich, el jefe de la
hambrientos, obedecÃan cualquier piltrafa por un poco de dinero... Llevando
papada prominente. Su aliento siempre hedÃa a borrach
eante para verlo. Sir Cedric tomó uno de los taburetes, sacudió el polvo y se sentó ante el trono, mientras sus magicians esperaban en los banc
Milne? -Lanzó la
mirada dubitativa con la m
lapsó y los guérisseurs lo tienen aislado-Lord Milne era un importante noble, repres
la de arriba abajo, intentando decirle algo... TenÃa lo
ió Lord Verrochio en tono cortante, frÃo como el acero-. El elixir de Cinabrio tiene sus limitaciones. Chett parece llegar al
pensado que,, al menos, le quedaban unos cien años más. El elixir del rector Comodoro no det
Ãa una prenda muy fina de blanco y morado. La pesada corona de oro y piedras preciosas parecÃa hendirle en la arrugad
pa deshilachada, sentÃa que alg
, parecÃa divertido-. El magistral regreso del magician de mayor renombre es todo un hito en la ciudade
cantará sus hazañas, y mucho menos Lord Verrochio-. Éramos toda la guarnición. Partimos hace una semana
osque Espinoso parecÃa maldito. No veÃamos ni a los lémures en los árboles. Las aberraciones que vivimos
asibles, aún no habÃan regresado, pero estaban al
drich-. Cuando las personas empezaron a desap
ca gris lo miraba de manera pétrea-. Nos demoramos más de dos años en hacer valer la autoridad de la Sociedad de Magos. Los magos negr
aquel hombre gris de sonrisa cruel y ojos.
ad del rey- proclamó Joel como
edric no sopesab
esde sus profundos ojos azules-. Lord Beret. Un menospreciado alquimista, salvó a nu
le sonrió,
hermano también fue un gran magician-dijo. Su voz
le arrebató la vida, todo el mundo dejó de hablar de él... como si llevase años muerto. Se
iento que caÃa en manos de aquella persona vieja y triste. Resultaba aterrador que todo ese poder est
manos con nerviosismo, le resultaba grotesca aquella sonrisa blanca y congelada-. Esta is
anciano sufrió un acceso de tos. Su rostro se puso morado mientras se aho
é oc
demasiado. Es un hombre muy viejo. El elixir que lo mantiene
ric se mordió
de subsistir es un levantamiento. Los Daumier ansÃan el poder. Al igua
cosas a su curso. Esto solo es prolongar la tormenta que en cualquier momento azotará la isla. Cu
que habÃa ocurrido en el laboratorio
cura, y caminaron como muertos vivientes. El sol
orge Bramante, cabizbajo, a s
tecido por su propia respuesta-. Yo querÃa casarme y
su casa. Miackola le regaló una sonrisa lastimera y un abrazo. Finalmente quedó Lucca, que aspiraba a caballero y Cedric. Recordaba el dÃa que ella le rogó
la brisa calurosa lo agitaba-. No sé cuándo volveré. Pero usted también debe ir ante el Instituto. Por favor, aléjese d
escapar un
y astuta
-La mujer
ba a dejar el pues
o.
puso una mano en la cabeza, era mucho más alto q
como la más indicada. Pero... tú eres la más valiente de todas las
mpliré mi de
que recordó de ella fue un gastado perfume de ozono... al alejarse. Cedric la habÃa acogido, pesé
gustaba despedirse. Lo que estaba a punto de hacer era por el bien del
gotas, de una fuga. Algo roto
tiempos, ser un Scrammer era pecaminoso. Llegar la sangre de los dragones era sÃmbolo de impureza. Muchos de sus familias fueron asesinados antes de que los EchevarrÃa constituyeran un renacimiento para el Misticismo. Uno de lo
ma de dragón y en ella, un cochinillo con una pera en la boca. Lord Inferno Scrammer levantó los ojos rojizos cuando lo vio, tenÃa los labios manchados de gras
erno tenÃa profundas arrugas en el rostro duro, los ojos rojizos, pequeño
ol con todo y raÃces-. Todos hablan de ti- bajó la mirada a las ven
isimulando una mueca -. HacÃa mucho frÃo y
jada que bien hubiera espantado a to
madas en la espalda-. Desde que te fuiste detr
es, mÃsticos, y el rostro atractivo. Ambos eran primos. Casados por sus padres desde jóvenes por los tiempos peligrosos que corrÃan. En su sangre, latÃa el poder de los antiguos dragones, que antes de
su madre-, siént
s, con un aromático olor y guarniciones suaves regadas con vino costoso. No tenÃ
ric. Su madre apretó los lab
ejorado desde lo ocurrido. Pero aún le cuesta sanar. Verte le
a v
dura. Desde el balcón se veÃa toda la calle Mercure y el mercado, adornada de colores vivos. Las personas se paseaban entusiasmadas por el festival. HabÃan limpiado la estatua del Hé
l barril de roble reposaba junto a un banco-. Cerveza de piña, como cuando é
Vaya par de hermanos somos: un tullido y un m
Ãas ajenos en donde su hermano caminaba. Pero el anterior castellano se habÃa roto la espalda de una gran caÃda. Los guér
rto modo, te aman-Señaló su brazo herido con la jarra-. DeberÃas de tener más cuidado. La familia Scrammer ha pasado por mucho... Somos miembros del Instituto y debemos ser imparciales, pero también somos ciudadanos de la
le llenó de un sabor frutal, dulc
n, me lo mandaré a cortar y me haré una mano d
s años que Cedric no lo v
r casi ciego-. El supuesto rey al que juramos defender se ha rodeado de influencias peligrosas. Se ha liberado un mal en l
Las historias que me cuentan los mercaderes no me dejan dormir. El Bosque Espinoso esta plagado de terrores. La maldad engendra en los corazones terribles circunstancias. Plagas, pestes, hambrunas, sequÃas... guerras
res que los antiguos fundadores de la isla crearon para mantenernos encerrados. En estos tiempos venideros de redención... Se c
capa deshilachada-. El legado que les pertenece a los magicians. Velar por los habitantes de esta isla... protegerlos... dejar
taba atardeciendo. Pronto llegará el anochecer y los bardos saldrán a cantar sus canciones hasta la medianoche.
levantamiento en nombre de los dragones. Quizás tú... podrÃas ser el rey que no queremos, pero que necesita
. Tienes influencia en la Sociedad de Magos. Pisarro no dudarÃa en seguirte con una carta, al igua
rgo que le esperaba al tomar aquella decisión. No... Como caballero le correspondÃa la responsabilidad. Era un sier
cia de la sombra gris. Solo necesito un poco de tiempo, Seth. He luchado antes con mortific
habÃa enfrentado muchos magos negros y brujos. Era un cazador de alimañas. Su fama creció al derrotar a un mago
inundó detrás de los ojos. El brazo... sentÃa un profundo dolor en el brazo. Un calor imaginario que l
las muelas. Lo habÃa
prof
ecÃa que siempre olvidaba. Lo detuviera-. Es
ras de carne sobresalientes. El hueso se veÃa en algunas secciones del tejido encarnecido. HabÃa perdido todos los dedos... Era un milagro que no perdiera el brazo hasta el codo, porque de la mano sobraba un muñón carbonizado. SentÃa escozor y un calor que no estaba allÃ, rectó por su pi
ados entró para preguntarle si necesitaba más agua caliente y él le pidió que llamara a un guérisseur con las fuerzas que
la tina: unos paños blancos, algunas vasijas selladas de barro, botellas, unas agujas e hilo
de hierbas del cual solo reconoció un poco de manzanilla de aroma delirante y lo vendo con movimientos armoniosos. El hombre gordo tenÃa un anillo de oro que s
al criado, lo ayudaron a secarse y cubrirse con unas mantas. Poco a poco, el do
ibros de aprendizaje. Lo recostaron en la misma cama ancha que se inclinó bajo su
sacaba una cabeza de alto y no parecÃa asustado. M
os. HabÃan ido más allá del umbral de las festividades y los puestos de tendederos, para ver a los brujos y sus actos maléficos. Cedric recordaba a la serpiente de boca negra retorcerse en la bote
as, corriendo por su dedo. La bruja apareció de entre las sombras, surgida de una pantalla de incienso. Ataviada en una túnica de lana negra y ornamentada con un largo collar de hueseci
. Buenas noches, señ
una voz suave y monótona-. La señora G
e... sus labios carnosos eran azules. A pesar de... portar un aire de mucha edad, se veÃa m
sa. Su cabello rojo parecÃa inquieto, se palpó el bolsillo lleno
siquiera pudo retroceder, una corriente desconocida pasaba por s
s valioso es el fuego en la sangre-s
s soltaban chillidos. Las salamandras de fuego brillaban, anaranjadas... en frascos de vinagre. Los pensamientos de la bruja se extendÃan más
ió, con ne
tados. El rostro del niño se deformó en una mueca de dolor. Las gotas rojas resbalaron p
con olor a especias, con una v
ritual incoherente. Cedric se sintió muy pesado mientras escuchaba los sonidos de proferÃa la garganta de la bruja. Un profundo susurro. Un lamento. Una canción de medianoche que rompÃa el alma.
inciertos y nublados. Su visión no deja de ser pe
el dedo metido en la boca y
unta?-ParecÃa d
divagando en el agua, mostrando imágenes del futuro indeleble. L
su destino están con
n gran h
temblaba en sus manos, sus gestos lo desconcert
lo un niño, ¿cómo iba a terminar
anando renombre. Seth luchó, creció, batalló, sufrió y cayó de la torre... Era la mitad de sus fuerzas. Medio hombre. Un lis
dric dio un paso. La curios
a. Como la nieve o el fuego. Pero... la nieve se hacÃa
n Maslow; el Mago Morado del Crepúsculo... y al rector Cassini EchevarrÃa. Les detalló lo que pasarÃa, las dejó sobre la mesa... Frustrado. No podÃa dormir... No ahora, cuando las emociones pesaban en el aire. Dio vueltas en la habitación... Giró los soldados de madera en sus dedos. Eran pequeños y detallados. La pintura de San Wesen, el Héroe Rojo se estaba desmenuzando. También tenÃa un muñeco de Seth y un monstr
o. Un chaleco de cuero, sobre una túnica oscura. Se puso sobre los hombros una nueva capa de un rojo vivo y el ángel Lucifer bordado en hilo dorado, amenazante... Cedric no tenÃa varit
«Por supuesto... Les ordené que se marcharan». Ellos eran los únicos tontos que se quedarÃan a pelear. Los únicos fieles que le seguirÃan hasta la muerte. Escoltaron a Cedric a lo largo de la calles, el mercado desolado, la plaza Obscura y las casas silenciosas. Los jaques huÃan, sin cuidado, al verlos doblar la esquina. Pietro Brunell
ó Cedric, con el ceño fruncido. El brazo ocult
lpeó el pecho con el puño, tenÃa l
a golpear-. ¿Por qué tendrÃa que
ntarse solo a un mago negro?-Pietro levantó
hach
. Su varita vomitó chispas-. Vinimos h
ada contra los... monstruos de aquel laboratorio. Nuestros compañeros... No, nuestros hermanos. Fueron arrastrad
a seguirlo has
esaron. Son los más valientes de todos. La isla necesita héroes como ustedes. Personas que sacrifican lo
rgas butacas de madera exhibÃan el polvo y la alfombra mullida tenÃa manchas de tierra. Las ventanas colgaban, abiertas, impidiendo que la luz del amanecer se filtrara por los vidrios templados. Los magos ib
ombra austera, envuelta en humo... La oscuridad lamÃa sus pies descalzos y sus manos eran como hojas arrugadas. Los estaba esperando... Levantó sus ojos gris
frontó Cedric
. Las tiró a la basura, junto con su vida. Siguiendo una sociedad escuálida, construida sobre la exclusividad y la existencia de los privilegiados. Siempre... he odiado a los que viven e
sión podÃa cortarse en el aire. Cedric levantó su mano ilesa, abrió y cerró el puño y las flamas azules se encendieron. Recorriendo sus dedos
e matado a peores... ¿Cree que puede manipular a u
t bajó los escalones hasta ponerse
informante. TenÃa cartas, documentos, seguimientos... Todo lo que Seth habÃa recopilado con su red de espÃas. TenÃa ojos y oÃdos en cada r
racias. Sus prácticas se volvieron inhumanas, disgustaron al Grand Maître Guérisseur Theus. Le arrebataron las insignias. ¿Qué hace un hombre manipulando cadáv
retas del lugar. Lo vieron tratando con Giordano Bruno, conocido como el Homúnculista al volverse loco y ser expulsado de la casa de estudio. No lo conozco, nadie lo hace... Pero tengo
tes temen lo que conocen. Como usted... persiguen a individuos que investigan la verdad del mundo. Me odia, pero yo no le guardo rencor. No siento nada por una perso
iró a sus magicians y le dio la espalda a Beret-. Solo quiero que sepa... Que
l. Miró a su espalda. Pietro desenvainó la espada y empuñó la varita... Recorrió el filo de la espada con la varita.
a lleno de brillant
el estrecho espacio del salón. Beret levantó las manos arrugadas y la centella estalló ante ellas con un sonido metálico, regando el suelo con chispas pálidas. La varita
os de la batalla fueron desapareciendo con cada paso. La habitación estaba oscura. Una
taba bien. El anciano reposaba en la cama con los labios amoratados y l
oe
idad, opacos. DebÃa liberar su mente de aquel maleficio que la aprisionaba. Los mortificadores podÃan encerrar o robar los pensamientos en la mente de una persona, pero no podÃan borrarlos. Us
ed... Si vas a matarme. Déjame probarlo, por favor. Para este v
tamiento, iba a abandonar su lugar como castellano en la Sociedad de Magos. Se volverÃa un consejero del rey al mudarse a la casa de sus padres. El reino no caerÃa, sus hijas no morirÃan. La edad oscura que su hermano pronosticaba podÃa impedirse. Las plagas, las pestes, la hambruna, las guerras y...
o. TenÃa la certeza de que el cambio venÃa en camino. De que le vida seguirÃa. De que Balaam y Agne
Sus magicians tuvieron dificultades, pero vencieron... Como
ecorrió el pecho con un ardor de satisfacción. Los tentáculos calientes le bajaron por el estómago, afer
habitación con la túnica manchada y las manos manchadas de sangre. L
y la vomitó sobre sus manos... No podÃa respirar. Todo lo que tenÃa en los pulmones era sangre y lÃquidos. Se ahogaba, a
anguinolento... Intentó respirar por última vez, pero su garganta quemaba. No podÃa morir... No ahora. Cuando tenÃa esperanza. Las manchas oscura
o»
iertos de lágrimas sulfurosas. Su mirada era moribunda... Los matices