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Las Flores que me diste

Capítulo 2 1

Palabras:2019    |    Actualizado en: 23/03/2022

a su copa y su mirada se prendió al verme. Me acerque sin pena alguna a él. Sus manos invadieron mi espacio personal. Su aliento era alcohólico y su boca era algo que no me hacía sentir nada.

n mucho deseo. ¡Empezaba la noche! ¿Qué podía

izo sentir desdichada. ¡Su ser estaba terminando d

encendedor. Él comenzaba a vestirse. ¡Era el momento! Corrí la cortina y empecé a caminar. Le prendí fuego a la copa y sin miedo alguno la rompí contra el suelo, comencé a regar el alcohol por toda una cabina, el sonido de la música oculto los rastros de mi plan. Una cortina comenzó a inc

odos estaban saliendo. Sin dudarlo, corrí hacia él y le besé en la mejilla. Apreté su cuerpo contra el mío en un cá

final de esta noche! —Le di

espondía y ambos habíamos hablado de buscar nuestra libertad. ¿Este era el momento para intentar encontrarla? ¡Los dos

alcanza

los di. Yo sabía que el

s, me los das. ¡Espe

ción, no me lo podía creer. Comencé a correr. Afuera había muchas personas que miraban como el lugar era consumido por el humo y las llamas. Las sirenas de los bomberos se escuchaban cerca, los vecinos estaban afuera de sus casas y de pronto los hombres del burdel empezaron a ca

tamente contra mí. Sentí un dolor en la pierna derecha. Recibí el impacto ahí y mis nervios aumentaron. Él custodio venía cerca. Me incorporé rápidamente, vi como el ch

ien? —me p

o? Por favor ¡Ayúdame

omenzó a abrazarme fuertemente. ¿Me ayudaría? ¿Se iría por miedo? Finalmente él quitó el seguro de la puerta y yo abrí si

era! —l

tí el corazón latir a mil por hora

lido de mi cárcel. Recuerdo que cuando me trajeron aquí, traía la cabez

volante. Él parecía no creer lo que había pasado. De vez en cuando yo sentía que él me

le pregunté después de un

ión y nos habíamos adentrado en una carret

que no se! Yo so

o me golpee en la pierna, fue un leve dolor, pero

en ese poblado. Par

ercatado de

ontigo. ¿Podrías dejarme en algún l

nos segundos. Mi pregu

tu fa

ngo fa

r eso

onces, ¿podrías bajarme en la próxima gasolinera, o el p

lar en la oscuridad. S

Está

é pasaría conmigo? Había tantas cosas que no lograba aclarar, pero, en ese momento no necesitaba aclarar nada. ¡Había logrado escapar! Después de u

quieres que

uesto de comida rápida que estaba cerrado. Parecía una buena

ecesitaba era salir de ese lu

to curioso. Ar

lugar era?

o creo que ese pésimo lug

tie

ten

que tú puedas entender. ¡Soy una prostitut

i carácter era muy duro, pero es que, mis circuns

no qu

gracias. No tengo dinero para pagarte el viaje. ¡Creo que estaré en deuda contigo! En verdad, si tú no hub

seguridad, abrí la puert

o que tienes un buen corazón porque no me negaste tu ayuda

ento de la madrugada con demasiada intensidad. ¿Y ahora? Comencé a caminar pensado en las posibilidades de mi futuro. ¿Dónde pasaría la noche? ¿Qué sería de mí? Es obvio que cuando una persona qui

ra! —gr

eta y caminaba en mi dirección. Pude notar que su estatura era consi

algo? —l

sta al instante, s

uedo ay

sorprendieron. ¿

yudado bastante, no te

zá escapaste de aquel lugar, pero. ¿Y qué será d

pensamientos. ¿A dónde ir? ¿

es ser un buen muchacho y yo. ¿Qué te pued

enta no era de un hombre ordinar

e lastimare! Y además creo que no hay diferencia entre tú y yo. Al

cias!

or! Quiero

o, mi cabello se había alborotado por el vi

—extendí mi

Karol! Mi no

*

s y a nosotros como sus hijos, siempre nos trataba como basura. El alcohol era su perdición y el vicio que tal vez nunca podrá vencer. Todas las noches yo iba a la cama de mi hermano menor, me recostaba junto a él y ponía mis mano

os mi hermanito y yo. Aprendí a leer porque una vecina mía, una niña llamada Julia me enseñó cosas que regularmente se aprenden en la escuela. Julia era mi única amiga/vecina/compañía y ella conocía mi sufrimiento. Papá e

o a su ú

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