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El Hombre del Desierto

Capítulo 6 Cap. 5

Palabras:2161    |    Actualizado en: 27/01/2022

las cuando su amiga asomó la mano desde muy lejo

no se quitaba. Amid estaba a su lado esperando en silencio, y aunque tenía que hacer miles de cosas tal como Mila le ex

cirle que tu nombr

, y Mila le había dejado claro que, adelantó media hora la cita, para que Almer y su acompañante no tuvi

ría las cosas muy bien, y por supuesto, arreglaría toda

ría tratada como Mila, eso, si no ocurría un problema con Almer por todo esto que est

ió al cielo que todo saliera bien, que Mila llegara rápido y que todo volviera a la normalidad. Ahora mismo, aun

pensar en su situació

o regresaría en... ni siquiera sabía cuánto duraría es

su salud -pid

pañante mientras ella asintió secando sus

reparó atentamente ha

o mucho. Estaré en mi habitación trabajando. Pero a l

e sus palabras, sin conciencia

levarla al ascensor, y lu

buscaré puntual

us hombros rectos. Pegó la cabeza en el

que la podía pedir en cualquier momento. Hizo su maleta, arregló sus papeles de último momento,

ión de esquemas que tenía por terminar, y por supuesto, leer todo el

cumentos descargados para trabajar todo el tiempo cuando tuviese un hueco

todo, agendas, horarios estrictos, notas importantes. Re

Mila, y luego se giró hacia la gran cama que tenía tras su espalda. Allí estaba el vestido que s

legante, que también la hacía parecer formal, así que comenzó a pre

hombre mayor, y la puntualidad d

rvios, el miedo y la incertidumbre, no pudo evitar sonreír ante el e

la, junto con un perfume, decidió no tomar nada de ellos y aplic

eléfono celular, y luego informó

n auto se detuvo frente a ellos, y en ese p

favor, ayúdame», dijo en su mente

pero sabía que precisamente, ella no escribiría cuando tenía tanto por

samientos muy distorsionados cuando vio

én imaginaba que esto era solo lo

vio insegura y ella pasó un trago

.. res

ombre de Mila Jones, y un ho

a... su acompañante te

ba alejándose. Por raro que sonara, le hubiese

pañante aún no había llegado. Eso era extremadamente bueno para ella, porque quería enviarle alguno

lidad, al menos escribiendo lo que estaba hacie

as a la persona que la condujo hasta aquí, una sil

el hombre que estaba de pie frente a

gros intensos que él parecía conmoci

que no estaba manchada, se puso de pie muy nerviosa

, lo sient

z solo hizo que Lia levantará

tidos no tuvo duda, él era el hombre en las sombras de ayer en la

ida. Sí, era muy fornido, un hombre que a simple vista se veía fuerte, con el cabello negro y cejas pobladas, junto con una barba mod

queña a su lado que, incluso le dio miedo habla

s se movieron de una forma sensual, y solo sac

guntó mientras tomaba asiento y

cuenta de que al menos cuatro hombres se se

hombre se giró señalando-. Los comisi

él era el jefe

el hombre por el que había soñado, necesitaba d

ta-. Hubo... yo no soy Mila Jones, mi nombre es Lia James -¿Qué estaba haciendo?-.

e asinti

su información legal, este

o y recordando la información que Almer

un momento, puede le

manos en una sola y

o está aquí puntua

ella sintió los

problema, fui yo misma quien adelantó su

olvió a fru

qué

o por qué, Li

jefes no cometieron errores al enviarle el archivo equivocado. Es fundamental que usted converse co

le costaba ejecutar, la confianza. Estaba rodeado de traidores, y

onante saber que era la misma chica que lo había dejado con la garganta apretada ay

lcón para interrumpirlos, y eso era lo que esperaba cuan

o la foto de Mila Jones, y la mujer que estaba frente a él, no se parecía en nada a ella. Pero la

endo hacia ella, y volviendo la

e si algo tenía él es que podía ver la duda en los ojos de al

a, sabía que ella no estaba ta

debe saber qu

a retiró sus ojos y los llevó hacia un lado como

o si ella estuviese diciendo una fr

i a que seré su jefe, ni a mi

arias veces un

logro co

oche... en a

osada, palideció, y él s

ría con él por lo menos unos tres meses, aún no estaba seguro de ello

padre después de que casi todo el mundo en la reunión le preguntó por él, junto a t

rpo por el viento, dejando en evidencia su cuerpo pequeño y delgado. Tampoco pudo esconder como una sonrisa se dibujó en su rostro al verla cerrar

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