Bajo el hechizo del Alfa
rriba abajo un momento antes de volverse hacia él con otra sonrisa
empo de parar la puerta cuando intenta cerrarla en mi cara. La cie
ada cuando me enteré de que habías ido a enfrent
n. Va a trabajar para mí -le informa y lue
o que es para él. ¿Una novia, quizás? Eso sería una pena, no es lo suficie
ra con des
gunta y la mirada que él le dirige d
así que creo que es mi de
sto -respo
despidiéndola. Un destello de dolor aparece en su rostro,
í con una mirada de asco absoluto. Me agarra del brazo con un apretón doloroso y la rabia me recorre por su atrevimiento. Podría
stés, no lo olvides. Compartimos cama y yo soy la que va a se
o tomo nota de tu preocupación -respondo con dulzura y un toque de sarcasmo
. Ten cuidado, bruja -escupe. Me arranco el br
do. Parece que va a arremeter contra
dónde estoy -ofrece ella, rozando su mejilla con la mano. Él sacude la
mo y pongo los ojos en blanco. Me mira con
arlo. Me lleva a la izquierda de la entrada, a una hermosa sala de estar-. Esta es la sala de estar principal, luego por aquí está el comedor y después la cocina -informa mientras me
las reuniones del consejo y los grandes encuentros -explica. Miro alrededor de la enorme sala, que está decorada casi como un salón de baile. Tiene una enor
oz baja. No estoy acostumbrada a tanta
igual -responde. Hay un breve momento de silencio en el que navegamos por nuestras emociones a través del lenguaje corporal. Parece que él está dispuest
l y sus largas zancadas hacen que sea difícil seguirle el ritmo. Me lleva por el pasillo has
n exuberantes mantas y almohadas. Hay un pequeño rincón de lectura junto a la ventana y está decorado en rosa pálido y diferen
a. Se acerca a mí y yo retrocedo hasta que mis rodillas chocan con la ca
os están tan cerca de los míos que casi se tocan y exhalo una respiración superficial. Se inclina y me a
me atrae a él y que no puedo explicar. Me estremezco en respuesta a su proximidad y él deja escapar un gruñido cas
me encuentro atada baj