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Ódiame hasta que me ames

Capítulo 2 Cambio de planes

Palabras:2855    |    Actualizado en: 14/01/2022

Di

a a sonar en la radio «Whole Lotta Love», el más recien

tada en el asiento trasero del auto, mientras Adrián va al volante y yo de copiloto. Sin embargo, como ya

ponsable de nosotros, pero tampoco puede evitar sonreír ante el disparatado comportamiento de Pía. Él siempre ha sido como nuestro hermano mayor, aunque solo nos

Adrián la mira con desaprobación a t

eclama él—. Apaga eso,

rlo. Ofender a su «bebé» puede herir profundamente los sentimientos de mi mejor amigo. Además, este es el único medio de transporte que te

idiota! —se defiende Pía—. ¿

bes que aquí dentro está prohibido.

uno. Además, ¡este pedazo de m

o absoluto. Siempre dice lo primero que se le viene a

cir? —chilla Adriá

ste! Dije la ve

ntervenir—. ¡Ni se

e no los llevará a ningún sitio, para variar, y su pelea durará todo el r

so, Pía —le di

—excla

su actitud. ¿Cómo puede ser tan testaruda como una niña ma

go arroja el cigarrillo p

ego suelta un bufido y cruza dramáticamente los brazos sobre su pech

con algo de picardía—. ¿Cómo mismo

r a reír. Ambos sabemos que ese es un tema sensible para Pía y amamos molestarla

mos! —se defiende ella—. Ya verán

tre risas—, y es aún mejor l

pta por defenderlo y negarlo todo, como si eso fuera posible después de la primera vez que lo llevó a su casa y a él se le ocurrió darle a la madre de

. Ya no serán los padri

ngustia y sin parar de reír—. ¡Y yo que ya comencé

la rubia y le saca la lengua. Él l

regunto en tono de burla—. ¿O es que piensas llevarlo secues

mueca de desagrado—. Mi Luke es

licia. Luego me volteo hacia Adrián y agrego—: Dios Santo, Adrián, en

eímos a carcajadas. Está muy irritada—

ha sido suficiente por esta vez. Tengo que bajarme

omprensible que les extrañe, jam

mirando afuera—. Pero si faltan va

a la biblioteca para pedir p

e el verdadero motivo

dotes de actriz—. ¿Es para el proyecto

ento con la cabeza—

unta Adrián con desconcierto—. No s

muy viejos —trato de improvisar para conve

por un momento y aparca el auto para dejarme sa

esperen. Puedo

en poco tiempo oscurecerá. Podemos ir cont

déjala, «papá», está mayor

asiento delantero y luego me lanza

e—, nos vemos

Adrián. Su rostro denota su preocupación. Sonrío

Hasta mañana, chicos. No se ase

ta que ya estoy fuera de su campo de visión. Creo que el ruido del motor puede escucharse en las

lta, tampoco me gusta demasiado andar sola por el área cercana al puerto. Sin embargo, solo será un pequeño recorrido antes de volver a casa, y tengo un muy bue

ales ahí, y yo confío en el buen gusto de Pía, aunque su romance con el peculiar Luke me está causando algunas dudas últimamente. Ya no me queda muy claro a qué se

a punto de graduarme de la universidad y siguen tratándome como a una niña pequeña. Si mi madre ve que dan mucho más de las seis sin que haya llegado a casa,

nde el inmenso mar, y a esa hora las olas comienzan a agitarse y chocan contra la costa. El olor a sal y a arena siempre me ha agradado mucho, desde que era muy pequeña.

jas y entrando los estantes. Quizás debí dejarlo para otro día en el que no terminara

ran cosa que pintaba en su descripción. Atravieso la puerta de cristal y una campanita avisa

to en las películas, como cámaras fotográficas muy antiguas y pequeños adornos que pare

on la armadura hecha de brillantes piedras de color verde. Casi puedo visualizarlo sobre su escritorio, alegrando la sobria decoración d

ón de la tienda de antigüedades. Venden mariscos, al parecer, y no puedo evitar pensar en lo mucho que le gustan los camarones a mi mejor amigo. Si compro

rlos. Ya no hay muchos clientes, solo un hombre de mediana edad que discute el precio de unos ostiones con uno de los vendedores, y yo. Aunque el olor a pescado me desagrada bastante, debo espe

causa un escalofrío. Suelto un bufido y me acaricio la nuc

tienda, vestidos de negro y con pañuelos atados en la parte inferior de sus rostros para ocultar sus

sente en ningún tipo de asalto o delito. Pero algo se enciende de repente dentro de mi cabe

ntras el otro cae desplomado en el suelo. No necesito mirarlo para saber que está muerto.

no hay escapatoria.

dos por todo el lugar. Me lastimo una mano mientras ando a gatas, pero esa es la menor de mis preocupaciones. El otro client

an joven. No puedo ser la próxima, a

a cabeza, que tiñe de rojo los cristales rotos del armario tras él y los pocos paquetes de ostiones que quedaban dentro. Ahogo un grito c

provenientes desde afuera. Los asaltantes no tienen mucho tiempo antes de que

nder; es otro idioma. Sin embargo, no me toma mucho tiempo adivinar el mensaje. Veo de reojo que uno de ellos comie

retendido. Todo mi cuerpo se estremece. Estoy aterrada y

oche. No habrá más clases, ni música, ni películas, ni fiestas. No habrá más momentos felices con mis amigos y mi familia. Nad

a mo

o profundo y cierro con fuerza los ojos. Algunas lágrimas me mojan las mejillas. Este será mi final, y solo puedo pensar en el dolor de

otros dos enmascarados en el mismo idioma

te figura que tengo delante. Si va a matarme, se llevará consigo el recuerdo de mi última mirada de miedo y de odio. Au

te atraviesa su ceja izquierda. Más abajo están sus vibrantes ojos grises, que semejan un cielo nublado. Son l

ero no desvío la mirada, aunque mi corazón late tan ráp

nces

arrador me invade el pecho y se me corta la respiración. Y eso es todo. Mis p

a finita in fretta: No tenemos mucho

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1 Capítulo 1 El comienzo de todo2 Capítulo 2 Cambio de planes3 Capítulo 3 Cabos sueltos4 Capítulo 4 Nuevos temores5 Capítulo 5 Café sin azúcar6 Capítulo 6 Desde las sombras7 Capítulo 7 Un chico peligroso8 Capítulo 8 Mentiras piadosas9 Capítulo 9 Próxima misión10 Capítulo 10 Encuentro en el club11 Capítulo 11 Mal presentimiento12 Capítulo 12 Un grave error13 Capítulo 13 Rechazo14 Capítulo 14 El asesino15 Capítulo 15 El secuestro de Diana16 Capítulo 16 La boca del lobo17 Capítulo 17 Malas decisiones18 Capítulo 18 Un recuerdo del casino19 Capítulo 19 Callejón sin salida20 Capítulo 20 El regreso de papá21 Capítulo 21 Intento de escape22 Capítulo 22 Un nuevo problema23 Capítulo 23 Una pista peligrosa24 Capítulo 24 Reclamos25 Capítulo 25 La bendición26 Capítulo 26 Acuerdo de paz27 Capítulo 27 Libros28 Capítulo 28 Confesión inesperada29 Capítulo 29 La despedida30 Capítulo 30 Plan de escape31 Capítulo 31 La maldición de los Lombardi32 Capítulo 32 Ahora o nunca33 Capítulo 33 Cambio de planes34 Capítulo 34 Demasiado tarde35 Capítulo 35 Un grave error36 Capítulo 36 Ilusiones destrozadas37 Capítulo 37 Invitación38 Capítulo 38 La cena39 Capítulo 39 Perdición40 Capítulo 40 El llamado del deber41 Capítulo 41 Paso en falso42 Capítulo 42 Mentiras del pasado43 Capítulo 43 La confrontación44 Capítulo 44 Malentendidos45 Capítulo 45 El tren46 Capítulo 46 Traición47 Capítulo 47 La hora de la venganza48 Capítulo 48 Juntos49 Capítulo 49 Momento decisivo50 Capítulo 50 Confesiones51 Capítulo 51 Arrepentimientos52 Capítulo 52 Una tregua temporal53 Capítulo 53 Pocas probabilidades54 Capítulo 54 En peligro55 Capítulo 55 Incompetente56 Capítulo 56 Una despedida dolorosa57 Capítulo 57 De vuelta a casa58 Capítulo 58 Reencuentro59 Capítulo 59 Malas noticias60 Capítulo 60 Princesa rebelde61 Capítulo 61 La promesa62 Capítulo 62 Un nuevo comienzo63 Capítulo 63 Epílogo