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Fuga a sangre y fuego

Capítulo 2 Sábado 22 de noviembre de 1986

Palabras:1839    |    Actualizado en: 02/12/2021

ra a cabo. Alfredo Ríos Galeana, el peligroso asaltante, llamado el enemigo público número uno por las autoridades, fue sacado de la celda de máxim

a sonrisa que lo caracterizaba y lo hacía más temible, caminaba en m

glado sobre el labio; se había operado la nariz y la mandíbula: “para verse más guapo” según sus propias palabras, cabello ondulado, bien

su alrededor, imponía respeto y

o, túneles habitados por prostitutas y vendedores de drogas, así como uno que otro “chalan”, como se les llama a los que realizan mandados o encomiendas para los

saludaron, una de las pirujas que taloneaba en ese lugar se le ace

e para que llegues tranq

uilo… pero, de tod

a lo mejor hasta te hago un buen de

n cuenta par

ugar de espera y Alfredo, siguió a los custodios hacia su destino, e

acomodaron a esperar instrucciones, la sala del juzgado estaba medio vacía

s se vieron en silencio por unos segundos, ninguno hizo ni dijo nada que pudiera delatar

los pasillos, llegaron cuatro hombres y tres mujeres, avanzaban sin pri

e en especial y, ya habían contemplado todo el panorama a medida que ib

uno de los que iba al frente, sacó de entre sus ropas una granada de fragmentación —le encantaban las granadas y no perdía la oportunidad de utiliz

tura con un hábil y ágil movimiento, al agacharse, y sintió la lluvia de piedras, vidrios y polv

uno, el asaltabancos más peligroso de la década, el asesino despiadad

lara la granada, Alfredo, se había incorporado con agilidad y

ntó una pistola escuadra .9 milímetros que, Galeana, sujetó con habilidad en el aire, estaba cargada y

e, todos corrieron con un arma en mano y dispuestos a enfrentar a cualquier

capturar su sentencia aumentaría por

n corriendo, buscando en donde esconderse ya que tenían que se pr

evadidos, se perdían en el amplio patio del Reclusorio Sur y se dispersaron de m

os los esperaban con el motor encendido y el cam

taban fueron: desde las que se acercaban a la realidad, hasta las más fantasiosas, en las que se decía que se había utilizado una b

los diarios se dieron vuelo y sus ventas se incrementar

mado y peligroso, lo cual representaba un grave peligro, para la ciudadanía, aunque principalmente pa

ner en jaque a las autoridades judiciales, como ya era su costumbre, a partir de ese momento los banc

sin disparar un solo tiro, con una precisión y una coordinación realmen

la pista que los llevara a la recaptura de ese delin

n de manera absurda y con tintes de leyenda urbana, nadie podría

como varios de los integrantes del comando que intervino en el “granadazo” como se le con

a cabo las recapturas y las detenciones, vino un silencio total sobre Alfredo Ríos Galeana, que invadió las redacciones de todos los medios, no se publi

las revistas después de haber agotado el tema, ahora daban paso a nuevos acontecimientos que resultaban más relevantes e interesan

no a su evasión, por un lado, se hablaba de sobornos a los directivos y custodios del Reclusorio Sur, por el otro se hablaba de am

personas, Ríos Galeana, había sido ejecutado por las autoridades para que no

ado de la ley y se encontraba prófugo en el extranjero, huyendo

e lo atraparan sino a que impidieran que él siguiera haciendo fortuna con el dinero de otros, aunque tampoco e

é había sido del evadido? ¿Dónde se encontraba escondido? ¿Seguía vivo o realmente ya

n dónde se había metido o si seguía con vida, un hermético misterio se ceñía sobre el singula

es que en cualquier momento diera señales de vida. Los investigadores aseguraban qu

encerrarían con una cadena perpetua que sirviera

que quedaban en el aire sin respuesta, había un par de cuestionamientos que real

a aparecer

e volvería a sa

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1 Capítulo 1 Agradecimientos:2 Capítulo 2 Sábado 22 de noviembre de 19863 Capítulo 3 lunes 1 de diciembre de 19864 Capítulo 4 jueves 13 de noviembre de 19865 Capítulo 5 Martes 18 de noviembre de 19866 Capítulo 6 La vida no es sólo un sueño7 Capítulo 7 Domingo 23 de noviembre 19868 Capítulo 8 La Calma presagia tempestad9 Capítulo 9 Jueves 25 de julio de 1974 10 Capítulo 10 El palacio negro de Lecumberri11 Capítulo 11 En el mismito infierno12 Capítulo 12 El Rutas, camino a la perdición13 Capítulo 13 En las fauces de “la ley”14 Capítulo 14 Ora la bebes, o la derramas15 Capítulo 15 El que la hace, la paga16 Capítulo 16 Venganza policiaca17 Capítulo 17 ¿Victima o victimario 18 Capítulo 18 Lunes 27 de diciembre de 198219 Capítulo 19 La desesperación, mata20 Capítulo 20 Ya les pagué… ¿dónde está mi hijo 21 Capítulo 21 Esperando un milagro22 Capítulo 22 Sábado 25 de diciembre de 198223 Capítulo 23 Del purgatorio al infierno24 Capítulo 24 Una herida que nunca sanará25 Capítulo 25 Esto aún, no se acaba26 Capítulo 26 Una hiena sanguinaria y rencorosa27 Capítulo 27 ¡Y me mató…!28 Capítulo 28 Una herida que nunca sanará29 Capítulo 29 ¿Quién es quién 30 Capítulo 30 Una entrevista, una charla31 Capítulo 31 ¡El gran día!32 Capítulo 32 A contra reloj33 Capítulo 33 El que espera…34 Capítulo 34 El tiempo sigue corriendo…35 Capítulo 35 Y ahí estábamos…36 Capítulo 36 Sin Caretas37 Capítulo 37 Y comienza el mito, o la leyenda…38 Capítulo 38 Y a torcer el destino…39 Capítulo 39 Las primeras fugas de prisión40 Capítulo 40 Ningún plan es perfecto41 Capítulo 41 Atrapado, encerrado y fugado42 Capítulo 42 Una fuga anunciada43 Capítulo 43 En 4 hasta los ratones caen… o se escapan44 Capítulo 44 Las rutas de escape45 Capítulo 45 Nada puede fallar46 Capítulo 46 El momento de la verdad47 Capítulo 47 ¿Y ahora qué sigue