El tesoro de Gastón
Gastón, que callaba por respeto, empezó a cree
y el claustro!... Querrá que restaure a Landrey y junte allí mesnadas y alce pendón y caldera... ¡Y cómo revela el orgullo
es de morir... porque murió en Landrey, en el cuarto de la parra, que tiene pintada una, al temple... Pues me llamó... así, en voz alta... : «¡Catalina!». «Aquí estoy». «¿Me oyes bien?». «Sí, señor, diga lo que quiera». «Acércate, santita... ». (me llamaba santita por cariño y por chiste). «Así que yo fallezca, registrarás mis papeles... y quemarás lo que deba quemarse...
fascinado por la palabra mágica
¡ni un maravedí! A Felipe no... Es mi enemigo: me ha tratado como a un perro... sé que me ha llamado traidor... Me cree renegado, apestado y maldito... Tú aquí, encerrada en estas paredes
lo que le pasaba: el olor de las azucenas le atravesaba como un clavo las sienes, y su corazón latía de esper
o día m
exclamó aturdi
í... Allí estaba como él dijo, en el mueble de concha... junto a las carta
.. con sus misterio
aba más!... Aquí la te
que la vejez hacía insegura... Gastón, ansioso, disimulaba la impaciencia y la curiosidad. Vuelta de cara ya la señora, presentó a su sobrino un objeto oblongo, una cajita de plata algo mayor que una tabaquera y finamente cincelada al esti
no, ni tú ni diez
caja, alzose lentamente la tapa, y Gastón pudo ver en el dorado fondo, e
ta y pico de años hace que lo conservo.
entregaba a férvidas ilusiones-, si poseía usted esto, ¿por qué no
no necesitaba grandes riquezas. Mi padre había prohibido que el tesoro fuese de Felipe... Pude dárselo a los pobres... sino que... no sé si Dios me castigará
mano convulsa de Gastón, añad
riquezas son un depósito... No abuses, no derroches, reparte con los infelices... y acuérdate también del alma... de la tuya... de la mía...
desea -declaró Gastón subyug
l papel que contenía, con ansia de leerlo. Ante
d habló de dos papeles...
ar de doña Catalina. Su cabeza tuvo un temblequeteo senil
í el otro! -gim
¿Lo destruyó usted a
s valía... ¡Er
Gastón-. ¿Un plano de
ul, y señalcitas de puntos encarnados... Hecho por
yó usted ese documen
brí la caja esta de plata... saqué los papeles... los estuve mirando... Y cátate que de improviso me da el ataque... no quiero llamar, porque las cartas no las debía ver nadie... lo pasé allí, si
¿A ver qué dice? -exclamó Gastón si
que sólo contenía escritos en m
camino de los antiguos en peligro de muerte. Las piedras vie
interrogó el mozo, que encontró el texto
en Landrey lo entenderás perfectamente, tú que eres muchacho y listo... Guarda esa cajita, ¡guárdala! y vete, que es cerca