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El tesoro de Gastón

El tesoro de Gastón

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Clásico 1 No.1

Palabras:1519    |    Actualizado en: 14/11/2018

ítu

lle

y el talón de su equipaje. ¡Qué remedio, si de esta vez no traía ayuda de cámara! Otra mortificación no pequeña que el tener que subirse a un coche de punto, dándole las señas: Ferraz, 20… Siempre, al volver de París, le había esperado, rel

con la zozobra y la preocupación, mitigándolas. Sólo después de refugiado en su linda garçonnière; sólo después de hacer chorrear sobre las espaldas la enorme esponja siria, de mudarse de ropa interior y de sorber el par de huevos pasados y la taza de té ruso que

de su madre llevaba vida bulliciosa, descuidada y espléndida, tampoco cabía negarlo. Sin embargo, echando cuentas (tarea a que no solía dedicarse Gastón), no se justificaba, por lo derrochado hasta entonces, tan completa ruina. El caudal de la casa

s palabras de su madre, pronunciadas en una conferencia

s cosas, hijo… Que ni hay poco que no baste ni mucho que no se gaste, y… que no debemos ser ricos… sólo… ¡para hacer nuestro capricho, olvidándonos de los pobres y del alma! Quedan aumentadas las rentas… gracias a que no he fiado a nadie lo que pude hacer yo misma… ¡y eso que soy una mujer, una ignorantona, una infeliz! Tú, que eres hombre, y que rec

ndose de que el ¡ay! de su madre había delatado, por primera vez,

rse a la orfandad, a la soledad absoluta… Después, con la movilidad de los años juveniles, venía el consuelo, y con la mayor edad, el gozo de verse dueño de sus acciones y de su hacienda, ¡libre

gas temporadas en el extranjero, sobre tollo en el delicioso París; comer y fumar regaladamente; divertirme como joven que soy; pagar sin regatear buenos cocheros y caballos de pura raza, cuentas de sastre y de tapicero, de joyero y de camisero, de hotel, de restaurant… Todo ello, aunque se cobre por las

a para las mejillas, y pensó entrever, como filtrado por

asín? Un viejo tan experto, con tal fama de seriedad y honradez en los negocios; y además, de una condición encantadora; nunca le pedía yo con urgencia dinero, que a vuelta de correo no

io. Evocó el recuerdo de la cara de don Jerónimo y se le figuró advertir en ella rasgos del tipo hebreo, la nariz aguileña, de presa, la boca voraz,

os cuarto conferenciaba con don Jerónimo. Más de una hora duró la entrevista, de la cual salió Gastón con la sangre encendida de cólera y el espíritu impreg

pondido don Jerónimo con hipócrita y melosa sonrisil

rónimo Uñasín teniendo que dejarle a usted bien, y que buscar y desenterrar las cantidades aunque fuese en el profundo infierno… ¡Bien me agradece usted los apuros que he pasado, las sofoquinas, las vergüenzas, sí, señor!, ¡que vergüenza y muy grande es, a mis años, andar

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