Te seré fiel por siempre
encia y de la hermosura, hasta el punto de que las madres del dominio la presentaban a sus hijas como modelo
llamado el conde Sigifredo, el cual era igualmente querido y respetado de
inarse la campaña, a que pasara une temporada en su castillo, durante cuyo tiempo
laba situado el castillo del duque, sin que hubiera uno solo que, al ausentarse la joven, dejara de derramar lágrimas, con la
n embargo, y no dudes que Él te acompañará adondequiera que se dirijan tus pasos; sigue constantemente fiel a los preceptos de virtud que te han inculcado
a a su vez, díjole con la v
arme la causa de ellos. No obstante, siempre has sido una hija obediente y cariñosa para tus padres; nunca, nos diste el más leve, motivo de pesadumbre, y así debes conservarte en lo
lviéronse hacia el conde y le hablaro
tesoro y la mejor recompensa a que podíais aspirar. Amad a la pobre niña y
e bendecir la unión de los dos jóvenes esposos, el cual llamábase Hidolfo y era un piadoso y venerable anciano, de cabellera blanca como la nieve, si bien sus
sente. Llegará un día en que, cuantos nos hallamos aquí, daremos por ello gracias con lágrimas de alegría. No olvidéis nunca, hija mía, l
y esto mitigó algún tanto el dolor que les causaba su partida. Inmediatamente, el conde ayudó a su joven y desconsolada esposa, cuyas mejillas, inundadas por el llanto, parecíanse a los lirios cuajados de r
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Hombre Lobo
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