Nunca Es Tarde Para Amarte
anquilizadoramente y murmuró: "No te preocupes, no
esas palabras salieron de s
hombre, un deseo inexplicable se elevó dentro de ella, y ant
a, y su cuerpo tembló ante la
ido que no lo oblig
si de un trozo de madera en un naufragio se tratase, sin querer s
nmascarado tembló más
o atrás, el calor en su cuello lo d
dijo ella con un tono de voz suplicante, q
mbre se volvió gélida, y agarr
si temiera que lo abrazara de nue
, agarrándose al borde de la cama
rado para irse, ella l
ató del agarre de la mujer, sus o
ecía una gata dócil
ligeramente rojas, y el lunar en el rabillo del ojo
n ese momento, y ciertamente, ningún otro hombre hab
l hombre era dist
o vio que no lo soltaba, frunció el ceño al senti
vez más, pero cuando sus ojos se toparon con aque
ó, y volviendo a torcer el gesto irritado, torció los
revolverse, así que se tapó la boca rá
la joven sobre su pierna, y aunque era más ligera de l
, me vengaré de ti
baño mirando hacia atrás de vez en cuando para
minuto llegar allí, pero, en aquella
mano de Luna se deslizó accident
mo su espalda sudada por la incomodi
ó al baño, se aproximó
l hombre, la joven levantó la cabeza
paró contra la pared sintiéndose dolida. "¿Tanto asco te doy? ¡Estás vomitando!",
decido por el esfuerzo, terminaba de lavars
vuelta y caminó im
uello con los brazos, entristecida por una parte, pero a la
peraba que el homb
la puso una mueca de dolor, luego entrecerr
uave... ¿Qué es?', p
r sacar su lengua
se entrecerraron, entonces, de pronto dio un paso atrás para agarrarl
al suelo, la sujetó por la cintu
y dejó que el agua fría
arle problemas, Silas pudo relajarse, así que
na derecha y apoyaba la mano en la rodilla l
o por el sonido que p
a puerta durante un minuto, pe
recía ansioso, y cuando entró y no lo encont
uchillo manchado de sangre y una cartera de señora yacían en el suelo. Sin embargo, lo que realmente lo asustó fue un rastro de
desmayado en el suelo, y dos piernas
ieron? ¿Algún jue
nante!', pe
cuando se percató de que acababa de perder e
tenía una marca de pintalabios e
el cuello para ver quién era aquella atrevida mujer. Sin
do a su alrededor, desorientado. Cuando se dio cue
ra hor
se, y sacudió la camisa haciendo que los botone
respondió mientras parpadeaba inocenteme
, dijo Silas, sin molestarse en mir
a y se sorprendió al ver a la mujer tendida
quedó paralizado, al hombre enmasc
jos y sácala
ieron que el otro
balbuceó
hacer nada, la suave voz de l