Un Trato Romántico
villa, los gemidos y gemidos resonaron en la casa. El soni
ningún placer en su rostro. Una vez que terminaron,
ada más antes de salir de la habit
desnuda, excepto por el vestido de noche que cubría la mitad de su cuerpo. El
abía amado en los
desahogue su ira. Podía hacerle cualquier cosa que quisiera, e
deseando que nada más que toda esta pesadilla terminara. Aron Gu nunca había estado preocupada
a sala de estar. Sin embargo, arrugó la nariz cuando un fuerte aroma finalmente lo golpeó. El olor hizo que Yolande Su se sintiera in
no pudo evitar no reconocerse a sí misma. Su cabello era un desastre y sus ojos estaba
no sabía cómo se llegó a esto. Quizás fue su amor por él que duró más de diez años
grimas, sus ojos b
nte tres años, como arreglar todas las cosas que él necesitaba, y aún a
amilia Gu. Dejaría su ciudad natal si fuera necesa
rimonio de tres años, y también
e limpiaba, convocando el poco orgullo y cor
go algo qu
, mirando con indiferencia. Había un brillo desp
s hoy?" Su corazón se
mencionar eso?" Aron ex
res mencionar lo que sucedió
arecía haberse con
viera aturdido al silencio. ¿Cómo se atrevía ella? Su mirada se entrecerró,
o un paso atrás, su cuerpo temblando ante la dura mirada. Sin embargo, ella no se alejó
Aron gruñó, levantando la
suelo, jadeando como si acabara de correr un maratón. Se atragantó, gotas de sudor se deslizaron por su piel. Su visión ya se estaba vol
hombre que u
Ella no pudo evitar sonreír amargamente. Aron quedó atónito por un momento. No tenía intención de patearla tan fuerte. Simplemente
en paz con su decisión. "Aron", com
ora de que nos
diji
ue lo había molestado durante tres a
Entonces déjame ir.
que él le había dado. Ella retrocedió tambal
mis propiedades. Mañana, estarás en contacto co
sponder, ella rápidamente giró
cto con él. Aunque se sintió aliviada de que finalmente escupiera las palabras, simplemente no
staba a punto de abrir la p
ete
garró su muñeca, tiran
jame
ras intentaba arrancarle la mano. Sin embarg
cio?" el grito. Él le clavó las uñas en la
fet
. El apretón finalmente se aflojó, y ella
¿no?" Ell
nca le había respondido. No importaba cómo la humillara y la torturara, ella sopo
por los pasillos. ¡Habían pasado tres años, y ella
emblaban, pe
sé? ¿El asunto ent
tonces tal vez no habría actuado así. Pero esa fue