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Ya no sustituta, la reina regresa.

Capítulo 5 

Palabras:1013    |    Actualizado en: 28/10/2025

a Garz

reducido a un so

e Alejandro era frenéti

su mano perfectamente cuidada, donde una pequeña mancha

ín de primeros auxi

e al médico del ba

ible. Mientras tanto, mi vestido era una pira, las llamas trepando ávida

zos ahogados de agonía y desesperac

con los ojos muy abiertos y horrorizados. No dudó. Se quitó la chaqu

! -gritó, su rostro a centímetros del

e a una Helena llorosa fuera de la cubierta, de espaldas a mí. Ninguno de ellos miró hacia a

is piernas eran un desastre de quemaduras en carne viva y supurantes. El médico trabajó rápidamente, c

nistros, dejándome sola

stido arruinado. Mis dedos se cerraron alrededor de mi teléfono. Era un teléfon

o abrí. Era de la oficin

u nuevo nombre. La isla es oficialmente suya. Los arreglos fin

rgió en mí. Escribí una respuesta, mis ded

én le e

lina de la morfina. Estaba de pie en la puerta, con l

léfono e intenté esconde

to. Sus ojos se

condes,

piernas. El médico había cortado la tela quemada, dejando las horribles heridas ex

en seco. El color se

ia... ¿por qué no gritaste

a y rota escap

ro. Simplemente no

ombre que creía conocer. Corrió a mi lado, su voz teñida de una

e. Te conseguiremos

no flotando sobre mi cabello como si q

os hermanos están con ella.

ternura, esta preocupación... ¿qué valía ahora? Él era el esposo

eguntó, su voz

n mis piernas no eran nada. El verdadero dolor, el que me había estado c

o, mientras limpiaban y vendaban mis heridas. Fue una agonía que

inaba, la voz melosa de Hel

elfines volvieron! ¡Tie

omento que me quitó el alient

sus ojos llenos de un conflicto

avemente a ponerme de pie-.

ba poniendo, pintando el cielo con trazos ardientes de naranja y dorado. Un grupo de delfines saltaba y danzaba en

ada por mis hermanos, sus manos entrelazadas f

sos -suspiró-. Pid

llenos de esperanza. Sabía lo que estaban deseando. Que Helena se

certeza fría y clara se apoder

e hacia mí con una sonrisa empalagosamente dulce d

gara en el aire, pesado y significativo. Luego, sonreí, una

piedra cayendo en un pozo profundo y silencioso-, no

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