Mujer Firme Después de La Traición
en su apogeo. Las risas y la música llenaban
ba a mi esposo, Mateo, el brillante dueño de la bodega, moverse entre los invitados. Lle
enología a la que él había financiado, caminar hacia el c
el mi
ra suave pero clara, "y por darme el regalo más grande
s miradas se clavaron en mí. Sentí c
de nuestra habitación, Mateo se arrodilló
avor, perdóname", supli
os, alguien puso algo en mi bebida. No sabía
sobre una noche borrosa, juran
lla y ese niño desaparecerán de nuestras vidas. Solo dame
e una década. Mi familia había invertido una fortuna para sa
ecuerdo constante de un p
susurré, la voz apen
gí aferrarme a los re