La Madre sabría Todo
ido, Javier, y en Dolores, la asistenta que él mismo trajo de su pueblo en Extremadura. Él ges
, deslizando el dedo por vidas ajenas. Entonces, me detuve. Una publicación de una "inf
rme y un grupo de niños sonriendo. Uno de ellos, un niño de unos tres o
e me heló la sangre. Fue
azados. Una pieza única, diseñada y forjada por mí. No
Comunión. Un regalo para el futuro, gua
. Estaba en el cuello de un niño que no conocía,
za descontrolada. El estudio, mi refug