Cásate con tu Prima
agudo en mis manos rotas, seguido por el frío d
ertido en susurros, mi sa
marido, una y otra vez, per
de supe
Sofía, había tenido un ataque de pá
despedido a mi equipo de seg
ejó
escate, pero Sofía le convenció de que todo
eta de n
gnoró las
cuatro
teo García, el hombre más rudo y lea
o de polvo y
iado
sola y tr
es, abrí
anas de nuestra finca en el Penedès, el
ba v
te a mí, con una carpeta abi
es hora de
egidos de mi padre, los jóvenes talentos qu
ue, según él, estab
i el rostro de Javier Ríos, sonriente, perfecto
su
aba él. Ma
da directa, su pelo negro y desorde
dedo se posó sob
Él
, confundido. Su
abela, eso e
or q
e volvió
nte con un yate en la Costa Brava mientras insp
pero la determinación en mi interio
rialdad que sorprendió incluso a m