La Justicia de Un Jugador
los ojos se clavaron en mí. Mi padre me mi
favor, basta
en Carlos, en su rostro que pasaba de l
a empezar", continué. "Aho
mi chaqueta y saqué un sobre abultado.
mi vida. Diez mil euros. Para
que había permanecido en silencio hasta ahora, me
mano al pecho. "Hijo,
mira a una oveja. La codicia brill
as bajo la manga. O mejor dicho, u
nte, su voz bajando a
l con esta cantidad es aburrido. Te propongo algo. Una
stros de mis tíos y primos. E
ctamente lo
, dije s
levantarse, pero mi primo, sentad
a oreja. "¡Así se habla
naipe contra la madera resonaba como
corazón martilleaba en mi pecho, p
. Un cuatro de bast
Pero en el Truco, las cartas
nrisa se ensanchó aún más. Te
ntó, la prim
respondí a
puesta. "Envi
ier
dijo él, apostan
a comisura de su labio, la forma en que sus ojos evitaban los míos por
ije, y mi v
enía veintisiete. Yo, con mi siet
arte de la m
e borró. Un tic nervio
principiant
l juego de ve
astos. Una carta ba
co. Ganaba la
de inmediato,
espondí, subiendo l
e duda. No encontró nada. Le devolví una mirada vacía, la misma
carta. Un rey. Un
ía la sota y el siete.
no la
siete
ababa de ganar la segunda
viada. "¡Gané! ¡Te lo dije, muc
r la mano para
", dije, de
es ahora? H
mente, le di la vuelta a mi úl
e decide por la carta más alta de la primera ronda. Mi cuatro de bastos era más bajo que su cinco. Pero mi
asó del rojo de la ira al
a ga
hacia mi lado de la mesa. Los diez m
l principiante continúa,