No eres inculpable
quistó Buenos Aires, me prometió el collar de diamant
él decía "perfecta" para mí, brillando ostentosamente en el
sabela, me tildó de "dura" y, al exponer su traición familiarmente, Isabela lo acusó de
ngañó físicamente, ¿cómo perdonar su ceguera, su deslealtad, los incontables momentos en que
a "verdad" no podía reconstruir la confianza que él mismo había demolido, sellando el f