icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon
 Donde Crecen las Alas

Donde Crecen las Alas

icon

Capítulo 1 Cuando Luna cayó del cielo

Palabras:1291    |    Actualizado en: 09/06/2025

a y temblorosa de plata que no se atrevía a moverse, como si supiera que cua

, vencido por algo invisible, se dejara ir. Sus manos temblaban mientras se aferraban a la orilla, hundién

s que merecen vestirse de esperanza. Pero ese blanco, tan puro en otro tiempo, se manchaba ahora sin hacer ruido, oscurecido por el

lejana, quebrada por la u

o. Un joven, tal vez un vecino, tal vez un extraño. Cargaba un bulto apre

u

o levantarse, correr, gritar, hacer algo. Pero no pudo. La sal del ma

ombres como un rezo frenético, buscando encontrar sentido, algún orden

llamó al 911 mientras sollozaba. Otra se quitó una chaqueta y trató de cubrirla con ella. Le hablab

meda del mar. Era algo que se había roto en lo profundo, una grieta i

o cortó el aire. Un segu

P

frase que no había terminado. El llanto del bebé se detuvo por un segund

on -susurró a

qu

iña. A

Lu

. Sirenas que chillaban lejos. Arena en la boca. Sal en las pestañas. Y

me van a qu

eglas de lo que había afuera. Un paramédico le hablaba. Decía su nombre. Le pedía que respirara. Pero Amelia no podía escucharlo.

l líquido frío entrando en su brazo. Un inten

, por favor. El bebé está

Era otro. Uno que tenía nombre. Uno que había imaginado en s

manos. Una criatura roja, furiosa, recién nacida. Ll

stá respirando bien. No tiene

a otra niña. Otro de

murmuró Amelia, s

í. La tienes

Un segundo. Luego otro. Y el tiempo empezó a moverse hacia at

emanas

torpes, trazos imperfectos, pero llenos de significado. A su lado, Tomás dormía ent

da movimiento dentro de ella era un milagro. Cada patadita, una promesa d

de pan caliente en las man

enco

ó la vista, d

qu

Está de vuelta. R

esos nombres que nunca terminan de morir. Que viven enterrad

El aire se vol

ás se

mano con fuerza-. Pero no vamos a dejar que se acerque. Esta

e está preparado para el pasado. Mucho menos para la f

o

ente. Amelia abrió los ojos. Le dolían los párpados. Tení

grandes y asustados, llenos de pregunt

a hermanita

, pero el cuerpo no res

To

r a buscarte, pero me

en los ojos. Quiso abraz

u hermanita! ¡

egó con l

n. La vi. Estaba l

ubiera llamado. Traía el rostro tenso, los ojos

me-. Fue una amenaza. Pero logramos

iró. Direct

ue

ró los ojos y asintió. Y el nombre volvió

ur

, Amelia pudo

ues y sonidos mecánicos. Ajena al horror. Inoc

vidrio, como si así pudie

. Porque caíste del cielo. Porque naciste entre

nuevo. Algo feroz. Como una fuerza que empezaba a na

ría. Conocida. Un su

í que no m

de golpe. Pero

naza. De un pasado que

la sirvien

Obtenga su bonus en la App

Abrir