PROTEGIDA POR EL DON
Una Propue
sillos de la mansión con
presio
elos de mármol brillaban bajo la luz de las lámparas doradas,
sto era p
ta llegar a la habitación que le habían
nde que su propia s
ducha de vidrio con detalles dorados, y toalla
u reflejo. Su rostro estaba
mpezó a desvestirse co
u piel y cerró los ojos, deja
ente no s
había metido en su coche sin opción. En cómo ha
n la forma en que la había obse
ofrío la
encillo que encontró en el armario. Seguram
o de reunir valor, y s
icina de Fabrizio se sentía co
gó a la pu
podía
suav
nt
pasó la madera y le
ó el pomo
scritorio de madera oscura dominaba la habitación, y detrás de él,
l escritorio, y sus ojos oscuros la rec
ragó s
ablar? -preguntó,
e recargó
cuántos a
ceño, sorprendid
e... recié
asintió l
mm
a y caminó hacia ella
erpo tensarse cuan
to, fuerte, dem
levantó una mano y le acarició la
tuvo la r
.. -su voz era baja, grave- tie
muj
peó como un bal
miraba con
s. -Su pulgar rozó suavemen
taba par
Su mandíbula cincelada, sus ojos oscuros
cerca de un hombre. Y m
Peligro
lleza era
co, su voz ronca... tod
n la que no
hondo y se obl
za, su voz tembl
iero c
observó si
ro ser t
da se o
mundo. No quie
bía y bajab
iero mi
io cayó s
ese momento que su
onucci siempre cons
e tensión. Carla sentía su corazón golpear con fuerza
a mostra
fectado en lo más mí
un momento, su expresión inescruta
, pronunció las palabras que la hic
enes o
ue el estómago
ío, autoritario, indiscutible-.
de su escritorio, acercánd
yo te diga y actu
ar, pero Fabrizio levantó una ce
mansión sin mí o sin
scalofrío recorr
su voz bajó un tono, per
uerda que me
la sangre le aba
nece. No tienes per
a golpearon co
lágrimas de rabia y miedo, pero s
n tranquilidad, como si estuviera dic
le gritaba que corriera, que escapara, que hi
tenía es
cabeza, como si es
y asintió apenas con u
isfacción cruzó lo
u escritorio-. Ya que las reglas están
no se
és te
le erizó
ablando con naturalidad, como si nada hubiera
an una tonelada mientras daba medi
el pomo, la voz de
Ca
quedó pa
tes nada
paralizó por
o resp
ió de la oficina con
pesadilla ape
el borde de la cama, a
corría cada fib
o resonaban en su cabez
erten
rdió el labio para contener
udo en su garganta se hizo más fuerte
e suave en la pue
il, su respira
orita
tranquila, con un acen
Estoy aquí p
tragó
su voz sal
en la habitación. Martina tenía el cabello castaño recogido en un mo
é a su disposición -explicó-. Cualquier
lentamente,
r un momento antes de
re cen
on la cabeza
mer cuando sentía que el est
a no pareci
comer algo,
a su
ngo ha
sima -insistió Marti
ó con los oj
calidez de la mujer l
poco...
sonrió y
o se arr
igera sensación de
e llegó, alguien la trat
alivio duró ape
la espalda cuando sintió u
pulcral llenó
tensó de
e se volvía más denso an
o estab
a, observándolas e
asó de Martina a C
sta de inmediato,
rviosismo antes de inclinar la cabeza y
ó su corazó
la puerta de
estaba
dijo nada. S
la habitación se
había venido s
reclamar lo q