Envío Exprés al Corazón
menzar como cualquier otro, algo había cambiado en el aire. Desde su última cita con Jian Wei en el mercado nocturno, Mei Ling no podía evitar sentirse diferente. No de una manera d
r en la noche en el mercado nocturno. Jian Wei había logrado hacerla reír, y se sentía más relajada con él. Sin embargo, no podía permitir
Saludó a algunos compañeros con una sonrisa confiada antes de dirigirse directamente hacia el
Jian Wei con voz cálida, co
dida de verlo allí, justo cuando pensaba en
ió, intentando sonar
creción, no pudieron evitar notar la ligera chispa en el ambiente.
comentó Liu Wei, uno de los colegas de Mei Ling, en t
ó el ceño y neg
día. No podía dejar que los rumores comenzaran. Había tenido suficientes problemas c
jo Liu Wei con una sonrisa burlona-, pero los dos
la situación. Jian Wei, por su parte, se mostró tranquilo y relajado como siem
edores -dijo él, con una son
atención que estaban recibiendo. Había algo en sus palabras que la hizo recordar cómo todo había comenzado e
lgo no encajaba. Había algo en Jian Wei que no terminaba de cuadrar. De repente,
su intuición le decía que había algo detrás de esas pala
ng se tomó un momento para buscar información sob
mo había supuesto antes, sino que también era el dueño de la cadena. El joven tranquilo y simpático con el que había compartido una tarde en el mercado nocturno resultaba ser
, había pasado desapercibido. Durante todo este tiempo, había tenido al dueño de la empresa fr
icina. "Parece que hay buena química entre ustedes dos." ¿Y si la química que ella sentía por Jian
había sido tan... accesible. Había actuado como si no fuera más que un simple cliente, un hombre común con intereses y bromas casuales. ¿
norando lo que había descubierto, especialmente después de la interacció
on él, pero no sabía cómo abordar el tema. No quería parecer desconcertada ni que lo que había desc
un breve encuentro en la co
l preparaba un café-, hay a
ón tranquila, como si ya sup
spondió, sin de
iró hondo, re
el dueño de la franquicia de enco
pero solo fue un breve instante antes de
dijo con calma, como si no
as palabras-. ¡Es una gran diferencia! ¡Tú eres... el dueño! Y
la encimera, tomando su taz
Quería que me conocieras como soy, sin etiquetas. Quería q
r de la sorpresa, no podía evitar sentir una mezc
inalmente murmuró-, ¿tod
ta vez era más profunda, como si hu
pondió, sin dudar-. Pero,
no estaba segura de qué hacer con esa nueva información. Lo único que