SOMBRAS DE UN MATRIMONIO OBLIGADO
stido de encaje perlado y un velo que parecía flotar a su alrededor, temblaba ligeramente mientras esperaba frente al sacerdote. Sus manos estaban hel
aba su porte elegante, pero su expresión era fría. Sus ojos no se fijaban en la mujer que estaba a p
ella sabía usar. Era la única capaz de romper la fachada impenetrable de Leonardo. Él le devolvió la mi
sin embargo, cada frase era un anhelo, una promesa de un futuro que deseaba construir. Cuando llegó el momen
la recepción, Isabela intent
untó tímidamente, con una sonrisa cál
e champán en la mano, ni
o no esperes que juegue el papel de esposo enamorado y lo sa
itió a sí misma que solo era el inicio y que, con paciencia, podrí
provechó la oportunidad
brazo con delicadeza. Su voz era un susurro que solo él podía escuchar-. Tú
a miró con
s, no importa como ella se vea si es o no pa
n y era acabar con el matrimonio y que ella se convierta en la Señora Arriaga y destruir a Isabela Montiel. Camila se mostraba a