Odiando a mi marido
quería iniciar una discusión, y mucho menos delante de sus socios. Ya era ta
scansar -me susur
tación. Los ojos se me cerraban solos y no tenía fuerzas. Si no fuera
mi cama y cerré los ojos. Solo sentí un beso e
*
y me quejé. Aun era tempran
Me gire y le di la espalda-. Sabe
rew me tuvo despierta hasta muy tar
orfanato no tienen la culpa de nada. Sabes que to
io con Andrew. Cada mes, mi esposo enviaba una cantidad de dinero
n cada uno de los niños, quienes poco a poco se roban mi corazón. Andrew no tiene ni idea acerca de esto. Dura
agradable olor a flores me envuelve. Empiezo a jabonarme el cuerpo y cierro los ojos, dejando que mi mente imagine cómo sería sentir las manos de Andrew recorriéndome. Abro l
no fuera con molestia. Aunque ninguno de los dos deseamos esta boda, él es un hombre y si se le presentara una mujer como yo, cualquier ot
n poco de polvo y sombra. Cojo mi cartera, mi celular y salgo de la habitación. Al bajar las escaleras todo está en silencio. Eso es extraño. ¿Dónde estará la servidumbre? Mientras camino hacia la sa
-. El señor Andrew casi manda al hermano del señor Diego al hospital -
na llamándome, antes de que la servidumbre me vea salgo de la cocina. Andrew deberá e
palabra, todavía tenía en mi mente las palabras
tamos y comienzo a leerles unos cuentos. Cada uno de estos niños tiene un lugar en mi corazón, pero hay uno que se roba mis suspiros: el pequeño Jexi, tiene siete años y sus padres murieron por sobredosis de heroína. Al no tener ningún familiar vivo, su destino fue este lugar. Él se acer
a se a
-tenia el telé
sa -me dice preocupada-. Está
. El chofer al igual que mi nana están nervioso. Dios mío, Andrew no es un ogro sin corazón. Además, no estoy haciendo nada malo. Él
estás teniendo. Andrew no va a hace
hora de la verdad. Bajamos del auto y entramos a la casa. No h
estabas,