Yo soy mÃa (Saga Soy)
cordura luego de dos horas de viaje ininterrumpido
revivir para que tamb
hasta llegar a un pueblo fantasma en medio de la niebla. No he visto a los pobladores del
animal o es que te gusta estrujarte con los hombres? -Los dien
nardo. ¡Idiota de mÃ! Muy pronto me he olvidado d
muy alto y, aunque no soy pequeña de estatura, me falta agilidad para mover mis piern
burlan, menos Leonardo, quien, de un salto, y sin despertar a Jasman, s
ma de la cintura, como si, en lugar
rnos de vigilancia. De los prisionero
e las demás, lo suficiente como para que no se escuchen mis gritos de auxilio. Dentro de ella, nadie nos re
rita Leonardo mientras pasa de lar
go que reunir algunas pistas para cuan
n cuatro sillas de madera, un fogón y unos pocos útiles de cocina. A través de la rendija d
amente, nos han traÃdo a un sitio deshabitado. Sin embargo, que estemos aquÃ
s por el sol y el polvo del camino. No tengo una gota de ha
caldero y, como si fuese la única persona del universo, toma un cucharón
dre no le enseñó nada bueno? -grito tan fuerte que
nte del fogón y no ha tocado un plato ni una cuchara, supuse qu
uestrarnos, nos
d se ha sumado a esta aventura por sà misma. Yo tenÃa dos opciones: Dejarla, para que diese la alarma antes de que nuestros enemigos descubriesen la ausencia d
azón no le falta, pero
a que entone el estómago con algo caliente. La sopa luce
ozo la trompita con mi nariz.- Un be
sido mucho estrés para un solo dÃa. Primero, se ha cansado juguetea
se toda la papa
de golpe, abre muy grande sus ojazos azules y chilla: -TÃa, tuve una pesadilla
palabras más mágicas serÃan capaces de convertir las paredes de piedra que nos rod
tamudeo sin hall
a la persona que má
ágrimas corren por su rostro. No hay que ser un a
é a ver a
nte horas. Abrazados, lloramos juntos hasta que el niño se vuelve a quedar dormido y
sopa no me pasarÃa por el nudo qu
errar los ojos en busca del d