Un omega que Huele a Flores
las. Sentado en una silla de la barra junto a su Enigma amigo, distraído en un infantil juego de su teléfono, Leonidas observaba del gran reloj al v
en la pantalla alumbrada, él miró rápidamente a Jacob antes de llevarse el móvil al oído. Realm
pierna de Jacob, éste hizo una mueca sorprendido-
dora- . Me preguntaba si este día podríamos vernos.
vista en el gran vitral. Jacob asintió con su cabeza, y Leo
Está
Leonidas le susurró a Jacob. El ojimarrón de inmediato s
l teléfono a su oreja. Leonidas tragó saliva, no por completo segu
rando un ojo ante el repentino silencio en la otra línea, pe
jo, apaciguando su risa- . Bien, ¿si p
que poseía su mejor amigo, y maldiciendo por dentro
s llegar a
inamente desganado- . Allí est
ada, cielo
últimas palabra
últimas palabra
trado de aquella manera, una vez más. ¿Aquello significaba que no podría hablar con el omega? Bueno, desde luego que podría
- comentó el Enigma, elevando sus ce
r mi racha de fracasado. - Aquel comentario logró sacar una carcajada del más alto, y rodando en el banco gira
ería haber
n punto, Jacob - murmuró, evitando d
ha más, Lisa le llamaría para cancelar repentinamente la cita, debido a que tení
ró cuando media hora después, el pequeño chico aún no había pasado.
n movido siquiera un segundo de sus lugares, y sabía que su mejor amigo tan sólo
Cuestionó, cerrando los ojos por un segundo antes de volver a posarlos en su punto fijo. El ho
s de retraso, ¿acaso eso es demasiado? Por supuesto que no. Espera un
ecer en su completa anatomía. Y es que nunca antes había ocurrido algo igual, ¿tenía motivos para preocuparse? ¡Desde luego que sí! Leonidas com
bien. Jacob lo miró inexpresivo, pero muy en el fondo, sabía que el Enigma comenzaba a compartir su preocupación. Eran
nidas esperaba que no estuviera realmente
ima. Y es que no podía simplemente evitar pensar aquello, porque el primer
mal por la actitud prontamente decaída de su mejor amigo. Caminando detrás de la barra y metiéndose en la caja registr
ida podría s
ro han pasado dos horas y él no ha aparecido. Estoy preo
os de su amigo. Se vio prontamente distraído, pero volvió a fijar la atención en el Alfa cuando el teléfono de éste sonó una vez más. Un suspiro afligido
nidas ; pero cuando Leonidas lo observó con una mirada llena de burla, él supo que había fallado una vez más- . Bien, como sea. Debes ir con L