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¿Embrujo o Locura?

Capítulo 4 Por un simple retrato

Palabras:1273    |    Actualizado en: 30/10/2024

cristalino eran algo que lo dejaban perplejo con esa belleza. Él se consideraba amante del arte; de lo hermo

s maravillado cada vez. Allí no había ninguna firma de ningún artista; ni siquiera se habían molestado en escribi

xtendió la mano para alcanzar dicho cuadro, pero de repente un son

entras intentaba subir al desván, con u

e ayudo -dijo A

mano para que terminaba de subir. El corazón le había dado un vuelco de

ue recordaba haber tenido cuando quería ocultarle alguna travesura a sus padres o maestros. Pero en

ca este lugar?

rededores-. Aquí y el sótano son los lug

rina-. Lo bueno es que aún es de mañana y te

orneado brazo de él. No importaba el sudor, ya que ambos estaban en l

ás cambiado. Ella seguía asegurando que algo le sucedía a su amado cada vez que ponía los pies en dicho cuarto.

Muebles que los padres de Abel habían jurado que volverían a usar; ropa que no quisieron botar porque le tenían un cariñ

inservible a causa de la humedad que había en el lugar. Abel se había jurado no caer en la s

ento de no acabar; las cosas seguían apareciendo y Abel se preguntaba cómo ese lugar que parecía

tresante de lo que habían pensado. Luego de detenerse a comer un rico lonche que Karina había pre

r de haber parado y de que sus estómagos ya estaban llenos; era e

n? -inquirió é

-respondió ella viendo s

bel, quitándose el sudor de la frente-. S

or y ya mañana nos encargamos de lo demás -esboz

era lo mejor para ambos. Desgastarse nunca era bueno, lo había ap

o volve

o-. A lo mejor nos resulta seguir

sigamos! -dijo Ka

aguas viejos y llenos de agujeros. Luego los dejó caer a

anto despertaban su curiosidad y Karina llegó a su

oven, con los ojos bien abierto

-esbozó Abel mientras

todo estéticas, pero eran agradables a la vista. Y allí, detrás de todos ellos estaba a

no para tocarlo, pero Abel se lo impidió, apartándol

ágiles. No hay que to

ó con molestia y se alejó un poco de él -Ni q

en una medida progresiva ¿Por qué se refería con tanta propiedad a ese cuadro de la mujer? Eso era l

n siquiera revisar lo que estaba cargando ¿Pero qué pretendía haciendo eso? Él solo observó sus m

parte de su esclava de plata se había anclado al plástico y en el momento

n poder haber hecho nada por Karina, porque todo pasó en una fracción de segun

l parecer un hilo de sangre recorría su cabeza y rostro. Abel sintió que el mundo se le iba encima y rápido la levant

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1 Capítulo 1 El retrato en el ático2 Capítulo 2 Reconciliación y mal presentimiento3 Capítulo 3 Mentira piadosa4 Capítulo 4 Por un simple retrato5 Capítulo 5 Ruta hacia lo inexplicable6 Capítulo 6 Contemplación en las penumbras7 Capítulo 7 Una voz entre tinieblas8 Capítulo 8 ¿Sueño o realidad 9 Capítulo 9 Lamento silencioso10 Capítulo 10 Bienvenida y reencuentro pasional11 Capítulo 11 Pasiones, ilusiones y dudas12 Capítulo 12 Una nueva etapa13 Capítulo 13 A solas en la casa14 Capítulo 14 Las vecinas15 Capítulo 15 Determinante decisión I16 Capítulo 16 Determinante decisión II17 Capítulo 17 Algo siniestro18 Capítulo 18 Conflicto en la mirada19 Capítulo 19 Buscando soluciones20 Capítulo 20 ¿Todo está bien 21 Capítulo 21 Segundo encuentro con Ella22 Capítulo 22 Segundo encuentro con Ella II23 Capítulo 23 Averiguaciones sin respuestas24 Capítulo 24 Olor a metal25 Capítulo 25 Gotas nauseabundas26 Capítulo 26 Descartando la ayuda27 Capítulo 27 Tercer encuentro con Ella I28 Capítulo 28 Tercer encuentro con Ella II29 Capítulo 29 Desconfianza y escepticismo30 Capítulo 30 ¿Razón u obsesión 31 Capítulo 31 Asenso y malas lenguas32 Capítulo 32 Noche de amigos y películas33 Capítulo 33 Conversación nocturna34 Capítulo 34 Destellos carmesí35 Capítulo 35 Cuarto encuentro con Ella I36 Capítulo 36 Cuarto encuentro con Ella II37 Capítulo 37 Volviendo a una caótica realidad38 Capítulo 38 ¿Explicaciones o excusas 39 Capítulo 39 Asedio en la oficina40 Capítulo 40 Chantaje en el restaurante41 Capítulo 41 Rubí reluciente42 Capítulo 42 Tarde de tertulia43 Capítulo 43 Tarde de tertulia II44 Capítulo 44 Red de apoyo e intereses amorosos45 Capítulo 45 Pensamientos paranoicos46 Capítulo 46 Pensamientos intrusivos47 Capítulo 47 Mar de tormento48 Capítulo 48 Entre el sentimiento y la fijación49 Capítulo 49 Efímero consuelo ante el dolor50 Capítulo 50 Debatientes pensamientos51 Capítulo 51 Predicciones turbulentas52 Capítulo 52 Rumbo a lo desconocido53 Capítulo 53 Enigmático cofre54 Capítulo 54 Necesidad de la verdad55 Capítulo 55 Un acuerdo definitivo56 Capítulo 56 ¿Un comienzo o un final 57 Capítulo 57 Desaparición repentina58 Capítulo 58 Cartas y coincidencias59 Capítulo 59 Dos palabras y un tétrico adiós60 Capítulo 60 La determinación de Karina61 Capítulo 61 Melancolías y besos robados62 Capítulo 62 Descubrimiento trascendental63 Capítulo 63 Los recuerdos de Katrina64 Capítulo 64 Los recuerdos de Katrina II65 Capítulo 65 Un acto desesperado66 Capítulo 66 La posesión67 Capítulo 67 Los recuerdos de Abed68 Capítulo 68 Verdades, amenazas y sorpresas