Su amor, un tormento
se había convertido en u
ía un vacío, una sensació
ro de Cecilia palidecer de vergüen
nó, pero y
murmuraba y
a que ha estado al lado d
hombre profundamente a
ómo terminó con un hombre tan devo
de Saul, Theo me sacó del lugar y
oso evento, volvimos a nues
en brazos al
de Saul y, una vez más, expresó f
sus brazos, llor
ternura me sostuvo el rostro,
muñeca de porcelana en sus manos,
stas. Theo no era un santo. Quizás..
cintura, nuestras respiraciones se vo
omento, él detuvo s