Infierno
uminar hasta entrar al salón principal y hacerse en la plataforma junto al resto de las chicas. Todas estaban
Avery, nerviosas por lo que se venía. No todas asimilaban que durante el tiempo que el
y no volver a ese lugar nunca más en sus vidas. Pero no podían hacer más que afrontar su situación y aguar
ban de pie en la plataforma. El salón se dividía en dos; en uno estaban las chicas y en el otro, se reunían l
amigos, bebiendo y fumando mientras observaban con atención a las doce chicas. Todas era
zquierda. Caminó firme e imponente hasta el cristal para poder observar de cerca las características físicas de cada chica. No le gu
u atención. Observó una rubia de ojos grises, su cuerpo delgado denotaba ciertas curvas, pero no las suficientes para ence
do ceñido a su cuerpo le generaba aburrimiento. Sus labios destacaban, pero no podía imaginarlos haciendo nada sucio para él, así que s
mujer que lograra despertar sus fantasías más retorcidas y profundas, aquellas
tensión que estaba viviendo con una pequeña mujercita que lo tenía con la mente nublada y los deseos ardiendo en su interio
y dejó que el calor y la amargura recorriera su garganta y su estómago. Era la última oportunidad para elegir, si no, tendría que recurrir a su ama
lo recorría entero y el palpitar de sus fantasías se hacían presentes. La jovenc
como si se trataran de un dulce manjar que él podía usar y devorar a su antojo. Su cabello recogido lo disgustó, quería verlo suel
piel y todo lo que cubría esa tela y en ese momento no estaba a su vista. La imaginó desnuda ante él, en una posición bastante perversa y sonrió. Se verí
un toque al cristal, eligiendo a la chica q
er el cigarrillo y darle caladas calmas y profundas. No pudo apartar la mirada de ella, así que vio como la asistente de Ivanna la llevaba a la sala
r y ella asintió con una sonrisa, satis
no es justo. Siempre que te quedas con lo
an, quien había visto a la chica desde que
? -inquirió sin m
gesto indiferente, deslizando sus ojos po
egiré a nadie.
para calentar mi cama necesito de dos o sencillamente no podré
a los co
Ivanna y salió, dejando a
e a la asistente de Ivanna, no dijo ni una sola palabra, Tomó el consejo de Deborah y prefirió no preguntar, ni indagar, n
la chica y se sentó en el amplio y costoso sofá de cuero negro. Le hice una seña para que to
puedes negarte a nada de lo que tu dueño temporal te ordene, ¿de acuerdo? -la miró con falsa dulzura-. Eres principiante y el m
Ivanna -fue lo único que pudo responder la
os rotos ante tu falta de compromiso -deslizó el contrato hacia la chica y se
r salió del privado y lo peinó con sus dedo
rto párrafo, donde decía que debía obedecer sin objetar todo lo que su nuevo dueño quisiera hacer
as no tenía otra opción o su hermano sería el más perjudicado. Firmó sin más, e
umillaban a las mujeres, poco sabía la chica
*
mpre será puro placer y adrenalina para mí. No lo tomen a mal, pero es mi gusto personal, y
con ese hado oscuro
a Avery en ma
bueno
s el próxi
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