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El chofer

Capítulo 3 II Capítulo

Palabras:2177    |    Actualizado en: 25/08/2024

el señor Eliécer. La mujer celebró con entusiasmo la excelente noticia cuando

que lo lograrías -exclamó Doña Rosari

odidad en la pequeña sala. Claudio, sintiéndose revitalizado, decidió pasar la t

sol ocultarse detrás de los edificios más altos de la ciudad bañándola en tonos dorados y naranjas. Era un e

uerte, Claudio. Has pasado por mucho y has salido adelante." Sabía que el camino por delante estar

que cada día sería un paso más hacia una vida nueva

mientras veían la televisión. Para la cena, la mujer preparó pasta con salsa boloñesa. El joven

se dispuso a preparar todo lo necesario para su primer día de trabajo. Revisó cuidadosamente su ropa, optando por un at

ó las palabras de su madre y el apoyo de su amigo Nelson. Esto le dio fuerz

nzo de algo nuevo -

n la puerta. Intrigado, se acercó y abrió para encontrarse con Doña Rosa

r con una sonrisa-. Un pequeño presente

ete y lo abrió con cuidado. Dentro, encontró un

o tenía que hacer esto -dijo C

ando. Cuando los uses, recuerda que siempre puede

ario, sintiendo que aquel gesto simboli

fica mucho para mí -respon

la oscuridad envolvía la ciudad, sus pensamientos divagaban hacia lo que vendría de

ejó llevar por el sueño, preparado para enfrentar su nuevo trabajo con det

ciando un nuevo día. Claudio se despertó antes de que el sol asomara

abotonar su camisa y colocar los gemelos de Doña Rosario con cuidado. Mientras se miraba

dó, tomando un respiro profu

s. El día era claro y brillante, una señal de buenos augurios, pens

le dio la oportunidad de tener un empleo. Eliécer le hizo un recorrido por la casa y más tarde salieron

rvicios es mi hija, Esmeralda. -comentó Eliécer -mi pequeño angelito es un ser v

ija estará a salv

Para que la joven no se asustara al ver al extraño joven en la camioneta, le envió un mensaje que

rás una guía -comentó el señor Eliécer entregándole a Clau

aci

y se retiró dejando a Claudio libre d

lorecían con un vibrante color rojo, y el aroma a jazmín llenaba el aire. Era un contraste refrescante con la

templando las fotografías familiares que adornaban las paredes. En una de ellas, vio al señor Eliécer junto a una mujer sonriente y dos jóvenes que ded

ó la puerta del garaje y se subió al elegante auto, familiarizándose con los controles antes

o abrumador, y Claudio aprovechó el tiempo para acostumbrarse a las calles de la ciudad. Observó a las personas

ojos se fijaron en la entrada principal mientras los estudiantes salían poco a poco, con

a, caminaba con un grupo de amigos. Sus ojos se encontraron con los de Claudio, y él levantó una mano para l

puerta trasera para Esmeralda. E

o. Mi padre me habló de ti

Esmeralda. -respondió Claudio, estrecha

tes de regresar al asiento del conductor. El viaje de regreso comenzó co

, Esmeralda rompió el s

a trabajar para mi familia? Mi papá

tera mientras respondía, siendo hone

nidad y la encontré aquí, con su familia. Me ha

apreciando la sin

Hay mucho por descubrir, y la ge

calidez en su voz y la genuina curiosidad que mostraba al hablar le recordaban a la amabilidad

la casa, Esmeralda le ofreci

dio. Sé que no siempre será fácil, p

, agradecido p

s de entrar. Claudio, habiendo cumplido con éxito su primera tarea, sintió u

el garaje, con una ex

me ha contado que se siente cómod

agradecido por

aré todo lo posible por cu

isfecho con la elec

audio. Con

ras organizaba sus cosas para tomarse un descanso y luego estudiar un poco. La joven, estudiante de

aba junto al jardinero. Esmeralda notó lo fuertes que se veían los brazos

pensando? -se habló a sí

lor rosa que mantenía sobre el piso a un costado de su mesa de estudios.

Mauricio? -di

icio también iba la misma universidad que Esmeralda, la única diferencia era que él estaba en último se

de tí y como te va

había dejado de importarte? -cuestionó Esmeralda -¿Por qué hace

computador y bajó hasta la cocina en busca de algo para comer. En la coci

quien muy molesta, buscaba algo de comer en el refrigerador. Meticulosamente, Clau

as enormes plantas de Cayena roja típicas de la ciudad. Allí se sentó a llorar,

rse a ella, comenzando por el simple hecho de que era su primer día y no

l centro comercial a buscar a Henrique quien acompañaba a su novia que estab

meralda, Eliécer le envió un mensaje a su hijo con las descripciones del chofer y este llegó con ente

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