El chofer
su próximo destino. Las voces, el bullicio y los anuncios por altavoz se mezclaban, creando un sonido de fondo que le resultaba casi reconf
Ãa visitado: Barranquilla. La idea de un lugar nuevo, con rostros desconocidos y la promesa de un inicio fresco, era exactamente lo que necesit
a partir. Observó cómo las personas subÃan con prisa, algunas ansiosas, otras indiferentes. Se sentó junto a
mino, y el aire se volvÃa más fresco y puro. Era un cambio bienvenido tras los años pasados entre rejas y las decepciones de su tierra n
ido ayer. El golpe en la puerta, las sirenas, las miradas acusadoras de quienes una vez consideró amigos. Todo habÃ
de su inocencia, su vida se habÃa puesto patas arriba. Pero también recordó las visitas de su madre y Nelson, quienes nunca
der quedaba cada vez más atrás y Claudio sentÃa nervios por saber qué le espe
co. La tranquilidad del lugar contrastaba con el bullicio de la ciudad que habÃa dejado atrás. Las calles eran amplias y pavimentadas
de nadie conocÃa su historia, podÃa empezar de nuevo, sin prejuicios ni sospechas. SabÃa q
una sonrisa cálida y hospitalaria. La mujer se presentó y le preguntó a Claudio por su nombre y lugar de proc
a, joven. Espero que encu
la primera vez en mucho tiempo que alguien lo mir
Claudio devolviendo una tierna son
de trabajo. Recordó su pasión por conducir y decidió que buscar un empleo como chofer podrÃa se
osario. Aunque el colchón era duro y el cuarto pequeño, Claudio habÃa dormido profundamente por primera
io ya tenÃa preparado un desayuno sencillo pero delicioso:
ña Rosario con una sonrisa-. E
iento renovado -respondió Clau
n de periódicos estaban apilados en una esquina. Por costumbre, Doña Rosario los dejaba a
as noticias de interés general. Al llegar a la sección de
a Chofe
uilla. Se requiere experiencia en conducción y referencias. Buen salar
enerse, sino también ahorrar para su futuro. La idea de trabajar como chofer privado para una familia en un lugar tan pintoresco y tranq
o del anuncio. Desde la recepción de la posada, le
muchacho? -preguntó Doña Rosario
er privado y me gustarÃa intentarlo -respondi
y Claudio marcó el número. Cada tono de llamada parecÃa
firme y amable con
, ¿en qué pu
-. Llamo por el anuncio del chofer privado que vi en
experiencia. Claudio explicó su habilidad al volante y su intención de comenzar una nueva v
eresante. ¿PodrÃa venir mañana a las diez de
-contestó Claudio, tratando
on calle 113 de Villa Campestre. Pregunte por el s
léfono. Con una sonrisa en el rostro, miró a D
que harás un gran trabajo -dijo Doña Ro
ser honesto y directo sobre su pasado, si surgÃa el tema. SabÃa que no todos estarÃan dispuestos
a y se miró al espejo. Se afeitó cuidadosamente y se aseguró de que su
a. La casa que buscaba resultó ser una hermosa residencia con un amplio jardÃn
con una apariencia elegante y profesional, lo re
r Claudio, ¿verdad? -preguntó el hom
o-respondió Claudio, extendiend
casa, donde un salón bien decorado ofrecÃa un ambie
car este empleo? -preguntó el hombre
hondo y decidió
pero ahora estoy libre y busco empezar de nuevo. Tengo experiencia conduciendo y creo que este trabajo es una gran op
ó lentamente, como si c
dad y la integridad. Tengo que decirle que, aunque su hist
io indescriptible al e
efraudaré -dijo Claudio, genuina
uienes son diligentes y honestos -indicó el señor Eliécer, sonriendo amablemente, luego añadió -Pron
ud y emoción. HabÃa conseguido el empleo y estaba li
cómo estarÃan orgullosos de este nuevo comienzo. Barranquilla era ahora un lugar
a listo para enfrentarse al futuro y,