Ceos corruptos
mas en muchas ocasiones de vejaciones y burlas, entre los que se encuentra esa apodada "China de la calle del Medio", que en realidad es cubana aunque tiene rasgos y descendencia asiática, y se pasea
sancio a un locutor de Radio Reloj y todo por un simple medio para tomar café en cualquier establecimiento, siempre y cuando no sea expulsado con desprecio y más crueldad que la del mismo asfalto. Algunos pasan casi inadvertidos, están los que siempre res
on frenesí desechos sin recolectar. Donde transeúntes desconocidos son capaces de saludarte e incluso contarte sus problemas mientras aguardan en una cola de cualquier establecimiento. Por esos y muchos más detalles nunca cambiaría
rga, otro proveniente del campo socialista ya asomaba en el horizonte y al centro de la ensenada un par de diminutas embarcacione
diando a los pescadores y resignándose meneó la cabeza, miró al cielo cuajado de matices grises, nad
cado y yo no. ¡Jódanse y mó
Ulises también le hubiera hecho algún estrago en su interior, aunque no tenía mucho en él. Desalentado se volteó mirando hacia el cuarto y le pareció e
gado y llamaron al de mi casa para que te avisara! ¡Con
al percatarse de que era cierto puso el auricular en su
Ulises para justificarse, y al levan
da la botella de Legendario…! ¡De Legendario, que cuesta la muy
scuchó desde el otro lado de la línea e
o de marcar a tu maldito número —le reprimieron—. Suerte q
socio que estuvo anoche aquí. Nunca imaginé que fueras tú
reves minutos, hasta
tra gente! ¿No podían Vicente o Heriberto encargars
ba se pasó la otra mano por el rostr
cargamos, qué remedio. De todos modos ya tengo e
mismos. Tras palparse la cadera verificando si había cogido el arma, se detuvo en la acera frotándose las manos, al ver a
n guardar? —sonrió a modo de venganza, como si ella fuese la c
recogerla! ¡Si seguimos así, horita nos zumban cinco ratones por cabeza en la
ían arrojados sus desechos poniéndolos en manos de la providencia, o en los colmillos y garras de felinos y canes vagabundos y pendencieros. «
emeter contra los soviéticos, ni contra nosotros. Ese hijoeputa también quiere acabar co
stible por lo menos para recoger toda la mierda que bota el cubano —ale
epartimos pollitos para
por la acera del frente a dos jovencitas que por sus ropas nocturnas y traspiés aparentab
de jefecitos o a sus hijitos sacar sus carros con chapas azules o amarillas e irse de recholata para las
o asignado; pero de ellos tenían que encargarse y se encargarían, quienes los había
res bocaditos de jamón con queso y que te los había dejado en el frio. ¡Y por tu madre, no me l
nes bocaditos, con el hambre que tengo! —respondió, reconociendo el auto que ya subía la pen
rte de Laura y traer a otra muchacha para la casa vivir, fijo y no por una noche como haces, así mi hijo no t
divergente al régimen asaltó la embajada de Perú buscando asilo político. La máxima dirección del país les exigió a los cónsules la devolución de todos los participantes. Como respuesta a la negativa: el comandante Fidel Castro alentó en un discurso: a todo aquel que no estuviera de acuerdo con la doctrina implantada a irrumpir en la embaja
e protección decidió no dejarlo solo en un periplo incierto y desconocido. Al final de la carta le juró que lo seguía amando y lo haría por el resto de sus días. Hasta la fecha, Marcial no había vuelto a tener noticias de ambos. Decenas de mujeres llegaron
té sucia, ya enviarán a recoger las basuras y ve diciéndole a Carmita que trate que éste año
rendas cabezas de puerco y nos asignen por
jod'ía —dijo con una carcajada. Le dio un beso en la mejilla y s
ojarse ya que una fina llovizna comenzó a caer. Con los dedos de las dos manos se arregló alg
nto vamos a tener que trabajar en bicicleta! —rezongó, evitando mojarse con el agua q
ro de sosl
ecuentemente, le gustaba como compañera, de hecho presionó al mayor Escalona hasta el cansancio para que la sacara de atrás de un escritori