Enigma del amor
el cuarto de baño. Con calma, ella emerge a la superficie, dejando que sus mechones castaños se p
esperando en e
tir y hablar. Todo le parece absurdo. A punto de cumplir veintiún años, ruega poder escapar algún día de la hacienda, un lugar que considera una prisión dorada. Sus ojos se encuentran
ra no puedo simpleme
as son un poco excesivas. Cono
eta la fra
Sus r
r cada orden suya. Y yo ya no puedo estar inve
, Mila puede sentir el tono fatigad
de ahora. Además, no puedes estar rescatándome cada
jardín principal de la hacienda, mientras Mila rebusca en su armario en busca de ropa. Después de diez minutos, emerge vestida con un conjunto senci
, acercándos
un poco, estás muy pálida. Ad
adre, no a mí -reso
u nana, quien susp
tu madre. Espero que esta
uerta a su nana y l
ro invitado. Pero si mi madre me provoca, me disculparé y me retiraré de la
ia las escaleras principales y l
onando perfectamente. El retraso de Mila para llegar al comedor ha provocado que se retrase la cena. El hombre que será el nuevo socio de Catherine Walker h
ano al apuesto hombre que en
a Hacienda Walk
llamarm
beso en el dorso de la mano a Cat
ón, John. -se corrige al instante. John
usted, señ
s formalidades de lado... -segu
ra? -murmuró Mila mientras da
n la entrada a la gran cocina, esperand
sta de pan en medio de la mesa. Mila soltó un bufido y negó. Estaba irritada. T
s intenciones de
aquí mismo. No quiero tener que jugarme el pell
son
i palabra de no p
spero,
no. Nunca reía. Los recuerdos que Mila intentaba buscar dentro de su cabeza para confirmar que hubo un tiempo en que sí lo hacía eran borrosos. Catherine entró al gran comedor principal, seguida segundos después por el invi
resento a J