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¿Y tú quién eres?

Capítulo 4 Capitulo 4

Palabras:2083    |    Actualizado en: 04/04/2024

inar la jornada del día. Eliana había dicho que te

presa, para la firma. Corina Reina es la heredera qu

r, no me canso de mirarla, es hermosa. Hablaba con ell

al marco de la puerta al

na la encargada de las f

Reina. Mucho gusto..

nto como si cayese en un detalle —. Ah, vale. Ya sé. N

otra más del montón como todos

n un café y en seguida se envuelve en un

, no es fácil estar lejos

acostumbra. Verás que todo se

pensativa. Ari s

dije a Jairo. No me equivoqué. Bie

bueno saber que alguie

me siento aludido

o, Dios las cría

arriba abajo con gesto de gu

, pero sí sabe

ntras que Corina m

tenía sentid

o tiene. —Dice Ar

Quién lo habr

mo si yo no estuviera tal

do la risa. Suspiro. Antes era una

e firmar el

aro...

me acompaña a mi oficina. Ambos firm

a tener que compartir oficina,

o. No hay problema

Jai

as de hito en hito, mientras se miran una a la otra y, me dejan en un segundo plano. Eliana t

bre, pero no de tu cara... ¡

ujeto a Corina por la cintura. Eliana fue más bien

no huyas cobarde,

e, Corina

liana, en cambio, se acerca al escritorio y se

rrículum? ¡La quier

N

de mis labios, in

pantalla y clava sus o

S

exhalación. Aun recuperá

ara. Aún en tensión. Luego las bajo a la cintura.

qué problema tiene

de, seca —.

tar los ojos de esta mujer, que tiene el don de sacar

la puedes despedir sin razón alg

rustrado y gesticula co

e es una tr

os para desconfiar de ella...

uesto ti

e de relacion

te. — Murmuró

, pensa

Green y sus contactos son importantes para la empresa. "

uando me fulminó y se po

que por eso le tengo

s, riendo a m

l Papa! —se detiene un momento, a meditar lo que acaba de decir y rectifica —. Que en ese caso no se

ue estamos en el trabajo y en horario laboral así que pido, no ¡exij

o que, es su manera de calmar su ira, mientras hablaba para sí misma —. Así será, la deja

me has

án, te he

os ejemplo a nuestr

anas, y r

o me da la gana llamarte "señor" —dejó énfasis, gesticulando entre comillas y camina furiosa hacia

ea, se topa con mi cuerpo y mi mirada penetrante. Col

, ¿quién te crees que

empresa, a mi vida y

uerpo y la puerta. Inclino mi cabeza, buscando su mirada. Sin embargo, mis ojos se fijan en sus labios fin

encia ¡mierda! ¿por q

corra el

sa ladeada, al oír el jadeo que es

pone nerviosa qu

qué

i pecho y baja directo, ahí. Más

Mi voz salió ronca —. T

Su perfume suave, a flor silvestre se cuela en mis fosas nasales,

blaste del respeto...

el deseo. ¿Entonces, por qu

a madera. Contengo, las inmensas ganas de

mi cabeza, buscando el ángulo perfecto y me voy acercando. Despacio. Muy despacio. ¿Es mi modo d

decir que me detenga. O tal vez, a sus adentros rogaba que la devorara de una mal

o quieras. —Son

e no me detendría? Me dirijo hacia el escritorio. No debo de tenerla tan cerca, porque perderé la cabeza y todo

teó, sorpre

mis m

aste qué era lo que me

Por supuesto que lo rec

os. Acerca su boca a mi mejilla, a mi oído, en un gesto tan íntimo, que estremezco. —. Me gusta que me toques así... despacio... y con devoción, como si yo fuera la única mujer en el planeta... —Guía mis manos bajando a sus caderas, aprieto los dedos y conten

tes en su boca. En pu

. lo que te

tu mano y me acaricies ahí... justo

n en sus caderas. De un tirón la pego a mi cuerpo, necesito que sienta

guitas... me gusta imaginar. Imaginar que a

ntasía? —Soné ansioso.

fue tan genuina que, vibró

ne como un

lta mis manos y se aleja provocando que un

sfecha con

lo que querí

mano vuela a la parte baja de su espalda y la sostengo impidiendo que escape.

—Gruño, embriagado en u

ue pu

hulería impresionante, com

do el tremendo bulto que ha dej

terrumpe en

mos esperando p

amos. —Le re

o. Él asiente y vuelve a cerrar la puerta. Corina

l dedo en alto y, ella sonríe descarada. —...esto que ac

uro reflejo, el rotulador que terminó rebotando en la pared de cristal e impactó

lipol

rtazo. Sonrío c

alentura. Y el dolor de huevos más grande, que me acaba de deja

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