La llamada
parando todo, mientras mis hermanos acomodan las camas para poner a los heridos. Madre me pide que vaya con la encargada del almacén para que m
olvidando por unos instantes la tediosa y pesada labor que voy a tener entre manos apenas los barcos arriben en el puerto. Mi diversión se ve interrumpida cuando mi amig
tiene los nervios tan a flor de piel, que apenas puede dormir por las noches, no encontramos palabr
a dejado parcialmente sorda, ella no para de sacudirme con violencia y sin decir nada más, me arrastra hacia el puerto, trato de soltarme de su agarr
ue la más emocionada de todos es mi amiga Annika que no para de apretar mi brazo con fuerza. Un suspiro de resignación se me e
r llegar! -Exclama con enjundia y mucho ánimo, tanto así, que se podría decir q
con tanto desanimo, que
ntos y sueños, muy probablemente eróticos, que ni se ha dado cuenta de que la he soltado o al menos eso creí hasta que, sin siquiera poder avanzar mucho me vuelve a tomar del brazo y me lle
su ser y me lo demuestra, apretando con más fuerza mi brazo, no entiendo cómo es que tiene fue
o lo necesario para atender a los heridos- Sé que eso es mentira, ya que tenemos todo listo, pero... la verdad es que n
soltarme de su agarre, mejor me quedo quieta a esperar a que termine el espectáculo, es lo mejor que puedo hacer ahora mismo. Algunos han empezado a gritar de alegría al ver a su gente volver y otros empi
trices nuevas en la cara, algunos bajan con enormes sacos por lo poco que alcanzo a ver y distinguir, algunos traen semillas, frutas y vegetales, lo que si trajeron en abundancia e
toy segura de cuantas veces he resoplado en este corto lapso de t
a no estorbar. Mientras busco con que distraerme, puedo ver a la distancia un hombre grande, tanto de edad como de tamaño, con cabello y barba algo ca
agnar por n
portara ese hombre, antes de que pueda poner mis manos sobre su cuello, tomo una gr
r de subir algunas cosas que quedaron pendientes, al menos así fue hace dos semanas, que quizás ya deban de estar de c