Una niñera para el jefe
IC
eza con cada movimiento tembloroso del segund
el hecho de que mi jefe me está dando una conferencia sobre ideas que en su mayoría eran mías para una presentación que casi siempre voy a tener que hacer, o el h
asentir cada vez que Michael dice algo. Antes lo odiaba mucho, pero era una mejora con
o mover sus hilos para que esté de acuerdo conmigo. Soy tan buena dirigiéndole que apenas se da cuen
para ser sincera, no me importa. No es como si fu
a ? ¿Qué
edo oler las patatas fritas que ha estado comiendo to
iendo lo posible por parecer ave
nse que es atractivo. Vale, puede que tenga una imponente mandíbula cuadrada y unos hombros anchos que serían buenos para abrazar en cualquier otra persona, pero no entra
ojos en blanco. ̶ ¿Para qué te t
ajo del que no podría estar más harta, y si quiero optar a otra cosa que me importe aunque sea un poquito más, ¿por qué no? Para ser si
lía justificarlo escuchando la voz de mamá en mi cabeza: ̶ ¿Qué vas a hacer con una
quiera, me largo. Qui
̶ La presentación de mañana. ¿Qué color de corbata crees qu
mi trabajo, nada que ver con la administración o la asistencia, sino más bien como el servicio perso
y el dinero, no por su destreza en ingeniería. Lo cual es bueno, en realidad, porque a pesar d
as nueve de la mañana, así que te quiero aquí a las siete para que podamos ensayar todo. Tenemos que co
es millonarios que quieren el coche más nuevo y reluciente para quedarse atrapados en el tráf
labras que te gusta usar. Haz que parezca elegante, también. Con estilo, elegante... ya sabes. Ah, ¿y quizás añadir también una sección de preguntas y respuestas? Un resumen rápido de las propuestas, las piezas, los
ación, que empiezo a dividir en una l
cer el cambio sin demasiado drama y estar de vuelta para poco después de las siete de la tarde-,
amos por toda esta farsa. Diferentes fabricantes, el mismo Michael de siempre. En todos los a
gustarle mucho a Michael King para que sonría. No es algo que v
por arte de magia. Excepto que la única magia soy yo y mi desafortunada e inquebrantable dedic
, dice, echando la vista atrás, mirándome de arriba abajo co
onarles. Pongámono
a y con el malestar de saber que no cree que tenga el aspecto adecuado para vender nuestra propuesta,
diéndome los brazos doloridos. Menos mal que también tengo un traje pantal
de trabajo en la oficina, al menos esto