DAMA DE COMPAÑIA
compás de la música. Yo no estaba acostumbrada a ir a clubes ni a discotecas, ni tampoco a bar
uré mientras Tatiana me hacía
entras me abrazaba efusivamente y gritaba al s
ré, pero creo que ella
vestido con camisa negra y pantalones negros. Nos miró son
geramente para estar más cerca de nosotras. Lo mismo hizo Tatiana recostando su cara
a como para saber cuándo una mujer estaba haci
astante bien el movimiento y podía ver cómo l
y le guiñó un ojo. - verás, mi amiga y yo estam
nte en que el hombre colocó las bebidas frente a nosotras, Tatiana le dio un sorbo largo, dej
rosado, yo estaba hipnotizad
e. Qué me instó a darle un trago sin siquier
go, sex on the Beach? - Preguntó Tat
hogares de acogida había yo
ión. Había conocido demasiados niños que habían q
n perdido a sus padres, no quedándose huérfanos, pero si
ue ellos andaban por allí pululando sin saber de mi existencia. Si vivo, si muero, si como o no,
preferiría no sab
o decir, mientras mi nariz se arrugab
l oído, pues al parecer las personas allí se estaban vol
o el trago, luego un segundo y en p
e ella sabía que yo no había ingerido alcohol jamás en mi vida y no estaba acostumbrada al efecto que éste estaba causando en mí. Me sentía mar
personas les gustab
tada, conversando con el bartender, estaba bastante desinhibida, como
cilidad para hablar m
a de muchas perso
do una mujer se atravesó en
así que soporte lo más que pude y esperé a que estos terminarán una vez el baño di
is rodillas para ocultar la c
llamente la mente la
lestaba por completo el no tener el co
lí eternamente. Necesitaba pararme, echarme un poco de agua en el rostro y seguir hacia adelant
ad es que aunque cada una mantenía su distancia con la otra, pues sabíamos después de haber pasado por diferentes hogares de acogida, que no debíam
a que menos posibilidades te
ida, agua, techo y ropa para poder subsistir has
ando que el maquillaje que Tatian
a colocado labial, ni tampo
naba todo mi cuerpo, me llegaba un poco más debajo de las nalgas,
staban cubiertos por unas finas mangas delicadas y encim
portunidad para ella montarme en unas botas que me
servía, algo que no había sido heredado de una hija adoptiva a la otra. Por lo regular los padres de acogida siempre guardan diferentes size de ropa para los hijos que vengan a futur
erta mientras el papel toalla aún estaba en mis manos y terminaba de s
bien, m
se ido lejos de aquí y tan solo mi cuerpo se estuviese moviendo como si tuviese vid
resques un poco más. No tenía idea
e mí. - le dije, y aunque ella frunció el ceño e
o de toda la vida. Eres mi amiga Mili, aunque sientas que yo no soy la tuya, lo
l alcohol ya estaba hacie
mado otro trago en lo que
je en voz muy alta al oído. - ya hemos estado aquí
olvió a hacer ese gesto que le quedaba entre gracioso y tierno a la vez.
el vestido, las botas y volverme a
yo de nuevo al menos en este momento, en mi cumpleaños número 18, tenía la oportunidad de s
vamos. - aseguré, so
camente arrastrándome hasta la barra, le pidió otro trago con el gesto de sus dedos
la música. Yo jamás había bailado en un club y era obvio, pues tampoco lo había visitado hasta este momento, pero ella moviendo su cuerp