Secuestrada por el árabe 2 (La Trampa del Destino)

ar en el que estaba, al observar que

ó haciéndolo evidente, estaba molesta, no po

Aisha, Basima se alejó de ellos, sin cuando menos voltear a ver

a su hijo al no aceptar a la mujer que amaba, ese pensamiento se refería

—esa mujer es muy astuta, siempre lo ha sido, sí no le ponemos un alto ahora,

l es difícil, sufrió mucho cuando cre

creéme que suelo tener presentimiento

amente, después recostó la cabeza en las piernas de Ahmed, tomó

ue Aisha estaba sufriendo, pero

de cómo iba a salir de ese lío, sí no amara intensamente a Ais

de su pecho, el miedo a perderla crecía

egresara, Ahmed correría a sus brazos, dejando de lado a Aisha, mientr

al área de televisión, donde s

la están viendo? ¿

rca de ellos para ver la película, sabía que a Ahmed le

, nos molesta

seguida, pudo ver un profundo

dicho que no debemos de ser gr

le que nuestro padre no estuviera con nosotros durante los años q

ese momento que Lyna los había envenenado en contra de ella, ¿Cómo

l, yo

de cortesía, se debe dirigir hacía mí como su maj

dieron cuenta enseguida, Abdel había alzado la voz,

, también Basim

hijo? —Pre

ue se atreve

pre, se acercó a Aisha, y sin que Ahmed lo pudiera evita

tes, ya te enseñaré cuá

osa, pero al ver el rostro de desconcierto de Ahmed, se detuvo, en su mente ya ha

No te permitiré que

to inicial, sin poderlo evit

ue molestó a nuestros hijos? Por

er que esa mujer había golpeado a su nuera, y sin pensarlo

ra volver a tocarla porque te arrancaré las manos, por cada gol

r favor, p

jos enrojecidos por la furia, pero de pronto se dio cuenta de que eso no funcion

ermitas que estás mujeres me traten como si yo no valiera, no te preo

te llegó todo lo ocurrido en el pasado,

n del árabe, se dio la vuelta y s

vantó inmediatamente para

a a tocarte, va a conocer una versión de mí que hasta ahora

tras de Lyna, eso era algo que le dolía, se levantó para reg

ima que observaba como su nu

gresar el señor Ahmed ya esté casado, y mucho menos tiene la culpa la señora A

que te trata como si no valieras nada para ella, tienes que ver en dónde están tus prioridades

, no quería estar inmiscuida

ntaron de ahí, estaba claro que lo culpaban a él de lo sucedido, no habían crecido

, no creía capaz a Lyna de haber sembrado odio en sus hijos, tal

en Dubái, Ahmed quién había viajado todo ese tiempo ju

ación, para ayudar a Aisha con sus hijos, la chi

e darían permiso de a

, por

izás logre que permanezcas a nuestro lado, o tal vez deba

permitiré que te alejes, escuchalo b

sabía que no lo decía en serio, pero él le ponía las cos

e lo que la pelirroja quería, pero no podía evitarlo,

na y a sus hijos, para ayudarlos a bajar, la mujer pasó a su lado ignorándolo completame

os esperaban a su llegada, también Caroline y Amira habían acudido a recibirlos, no en

l avión en compañía de Zafir, conocían a su esposa, y esa mujer no se le parecí

la sostuvo entre sus brazos cuando estuvo a punto

jer. —Repetía Amira una y ot