¡No seré tu sumisa!
Fern
confieso que me molestó más el hecho de que no me conoce, ¿quién no me conoce? O sea, tampoco es que soy el presidente de los Estados Unidos, pero mi apell
errada, y solo se abre cuando venía Fernanda o mi padre a hacer inspecc
puedes unos cuadros en esta pared, -comienzo a darle indicaciones a mi s
combinado con carmesí, siento que la lujuria y el deseo va de
enes, y mientras yo bajo a saludar a todo el
los archivos listos, aunque no pienso revisarlos, me gustaría volver a verla. Me parece una mujer atractiva, además de que
e pedí? -pregunto en
algas hacia mí, y no es que se le vea nada, sino, que enseguida mi mente cochina
núme
¿cómo no tenerlos? Esta mujer es bellísima, aunque no creo que sirva par
que la
intenta tenderme la ca
, en el mismo momento que
s solo
el hecho que me encanta verla enojada, e
e verdad? Esto es horrible, los colores claros nunca han sido lo mío, y m
ás, entra a mi oficina, sin tocar la puerta, le voy a dejar un par de c
s para menos, seguramente a la pobre le co
, sugiero que suena mejor, ¿no cr
rna mi cuello sube y baja al mirar sus ojos
de cosas que no escucho porque estoy imaginando lo delicioso que se vería s
iera la mayor confianza y le digo suaveme
rita Samantha, créeme que no soy él, así
logro descifrar, imagino la mezcla en ellos, y por prime
lma, aunque por alguna extraña razón siento que está nerviosa, ¿le gusto? ¿Sería capa
mientras ella pronuncia las palabras, yo estoy pensan
asta aquí para alejarme de mis sumisas, sin saber que aquí encontré la candidata perfecta para ser
lestarme me agrada, me agrada por el simple hech
is labores y no estar perdiendo el tiempo viendo los enormes senos de mi gerente
icina? -le pregunt
uedó en perfectas con
negro, carmesí, cuadros, olor a incienso, pe
o en mi escritorio, a revisar dig
.
e, ¿puedo irme? -pr
e doy cuenta de lo tarde que
siempre a tu hora habitual -
alidad, sexo, deseo, y hasta puedo jurar que no es virgen, ¿Y si lo es? La mayoría de esas mujeres no tienen sexo, o son lesbianas, ¿Será que a ella le gustan las mujeres? Niego con la cabeza, y me dispongo a tomar mis cosas. Primera vez en
lida, y la puedo ver cerca de mi oficina. Una sonrisa burlesca se dibuja en mis labios, porque mi arrogancia sube. La veo pararse nerviosa en
as nasales de su olor y puedo s
i otra vida fu
de que puedo deducir el deseo de u
e pregunto sintiendo
elo, pero no la quiero una noche, quiero que sea mía, que sea mi sumisa, ¿Se negará? No lo sé, pero tengo que intentarlo, tengo que
de Demetrio, me dice que debo usar los guardaespaldas, y que mandó dos de confianza para mí, que no salga sin ellos. Sonrío porque aunque puedo cuidarme solo, ya que tengo un
do por su frente, y llega hasta sus senos dejándolos empapados. Mi
bre» le digo
ué estoy extraño, yo le señalo sus senos húmedos,
suro a decirle mientras
rme, porque quiero que no note mi erección, aunque mientras camino me doy cuenta de la hora
cuando la tomo solo puedo pedirle el pañuelo, ¿Nervio
rde. Es un pañuelo importante para mí porque me lo regaló Andrea el día de mi cumpleaños núm
ué estoy haciendo esto, no entiendo por qué me preocupa su bienestar, pero lo h