Una Esposa para el Cruel Príncipe

IPE EDUAR

L TRONO DE

es d

nadie lo pudiera creer posible. Temo que en cualquier momento ocurra lo

s la administración del estado y el parlamento; pero no es lo mismo mientras no sea Coronado, y t

eal… también vendrán un sin número de nuevas responsabilidades… entre ellas la del matrimonio y e

, pero no puedo casarme. El matrimonio no está en dentro de mi

r? … ¿en qué ridículas condiciones

podría...¿Que podría yo ofrecer además d e poder? . La idea sale de mi mente prácticamente hasta d

a cierto punto insoportable. «Lo entiendo y lo soporto por lo que le hice» Mas Yo no aguanto pasar mucho tiempo

rme por sacar adelante las responsabilidades q

y no llegue el heredero que mi madre

parlamento a aprobar cada vez mejores leyes a favor de la comunidad. El país se ha beneficiado y ha crecido añ

era y justa que ha pasado por el trono, y así debe continuar aunque se

o la deja pensar en otra cosa y la consume, pero en cuanto el Rey falte y supere el luto, nada impedirá que

inta de la mañana y pareciera que que llevo una vida despierto. El gimnasio de cristal se yergue sobre mi,

y me lanzo en la piscina climatizada trat

matrimonio y gimnasio sin duda no es una buena combinación. Es un ve

o estoy listo para salir a la pista privada real, donde se guardan y custodian los

i para trasladarme al Hangar y de ahí volaré directamente a Mónaco. Mi madre no pudo aceptar

o rechazar la invitación aunque me hubiera gustado. Nuestra casa Real y la de Mónaco han

e llevara conmigo a Mary Luz, pero de

que no toco a una mujer, no puedo mentir y la verdad es que ell

haberla contagiado y destruido su vida, o si es que

ry Luz. Prefiero estar solo y amargado que ten

lmente feliz...Mónaco me llena de nostalgia y me trae recuer

ocupación y borracheras. Mi vida lejos

lo lejos de mi

loco mi asistente. Camilo Condil corre con la lengua completa por fuera y sin alien

Se acerca y le hago una seña a los escoltas para que lo dejen llegar. Luce como un loco

e para que aparezcas de este modo? — inquiero recibiendo los papeles que me

excelencia!. Esta vez

dito de lo que me informa. Reviso cada página,

No puede ser que me caiga esa noticia como u

acaba de informar Sir Ralf Almenar q

ité apretando los dientes por la ira. Me jode s

tento contactar con us- usted — explicó Camilo prácticam

ra cierto que como de costumbre había olvi

ebería irse sin saber lo q

pensaste b

al volver usted se encuentra que yo sabía de este asunto

caso— volví a admitir sin leva

ás grave, y estaban afectadas

a donde se habían movido los f

ía cómo hacerlo, y que cuentas tocar para que no

, pero ya carecía de tiempo, era hora de partir al Reino

reglas de la aviación civil internacional. El vuelo estaba

e me tocaran las pelotas. El ladrón se burlaba de mi en la cara y yo no lo

o. Me pase las manos por el rostro esperando la respue

vo. No hay ningún rastro, ni se dio cuenta de lo que estaba pasan

ión. El grupo de auditores que contrate la última vez que nos defalcaron

nevera y con cara de susto, la con voz

ucía Gaitan. Ella es… Aunque no la contrate, solo aceptar la ayuda que

rumpí en tono cortante cortante. —No me hagas repetirlo

siones creía que Camilo temía con su vida a mi pésimo mal humor, pero aún seguía lidiando conmigo. Después de todo te

cordie Su majestad,

s cosas le habían quedado claro a mi asistente . — No me digas que con ese rostro bronceado esa muchacha es una eminencia económica. A

ubrir quien es el culpable de semejante

ue nadie más podía— Si quieres busca a esa muchacha en mi ausencia y que vea los números, a fin de cuenta ya firmó un contrato de confidencialid

infernal. Sin dudas la noticia que acaba de

y absoluta confidencialidad, pero de seguir las

izás esa bruja de ojos verdes si era capaz de lograr algo en donde otros fallaron, su rostro me habló de lo obstinada que podía a llegar a ser. Me l

eca se metiera en mi despa

yo no podría tenerla cerca o todo se

demostraba a mi mismo a diario. No sería yo si me permitía ceder ante mis instin

vestigio de mi vida como hombre y no quería nada cerc