Señor, Sé Amable Conmigo
Autor: XYue
GéneroRomance
Señor, Sé Amable Conmigo
– Dos meses después –
Grace se encontraba en el hospital, sentada en una sala quirúrgica, con la mirada apagada y llena de desesperación.
"Quítate la ropa y acuéstate en la camilla. No te dolerá, me tomará aproximadamente unos tres minutos". La enfermera se sentó y se preparó para la cirugía.
Grace obedeció y se acostó en la camilla. La impotencia que sentía era indescriptible, no pudo encontrar al padre de sus bebés y tampoco sabía quién era. A pesar de que su hermana tiró la nota con la única información de contacto que tenía sobre él, no quiso rendirse. Como no encontró ese pedazo de papel en el bote de basura, decidió buscar a ese hombre en el distrito de Hart Villa y en otros lugares. Así estuvo durante los últimos dos meses, pero no consiguió nada. Con todo esto, ella creyó que tenía mala suerte, así que no culpó a nadie.
"El aborto es mi única opción. ¿Qué más puedo hacer?" Dijo la muchacha y soltó un profundo suspiro.
La enfermera, que era una mujer de mediana edad, miró a Grace y le dijo: "Jovencita, llevas gemelos en tu vientre. Piénsalo bien, porque una vez que hayas abortado, la posibilidad de que vuelvas a quedar embarazada de gemelos es casi nula. Además, esto te causará secuelas y es posible que no puedas tener hijos por el resto de su vida. ¿Quieres pensarlo de nuevo? "
Los grandes ojos de Grace se enrojecieron repentinamente.
"¿Puedo mirar esos resultados una vez más?" Preguntó Grace débilmente.
La enfermera asintió y le entregó a la chica la hoja con los resultados del último examen médico. "Mira, ya están grandes. Lo más probable es que en estos días empieces a sentir sus movimientos y en unos meses los tendrás en tus brazos. Es hermoso verlos crecer lentamente, ¿no crees?"
Cuando Grace vio los pequeños embriones, su instinto maternal se apoderó de su ser y rompió en llanto.
"¿Qué debo hacer? No quiero hacer esto pero…" Dijo Grace entre sollozos.
"Entonces no lo hagas", dijo la enfermera. "Siempre que hacemos este tipo de cirugía, tratamos de persuadir a las personas lo más que podemos esperando salvar más vidas".
"¿Salvar vidas?" Grace sintió una puñalada en el corazón.
"Sí, ya sabes. Si eliges renunciar a estas dos vidas, serán eliminadas en cuestión de minutos".
Grace miró la hoja de los resultados otra vez y sintió un gran dolor en el corazón. Inmediatamente se levantó y le dijo a la enfermera: "No quiero continuar con esto. Quiero tener a mis bebés, criarlos y verlos crecer".
La enfermera sonrió y asintió. "Me alegro mucho. No te preocupes, siempre hay una solución para todo. Estoy segura de que criarás bien a esos niños".
"Muchas Gracias". Grace se vistió e hizo una gran reverencia antes de salir de la sala de abortos. Estando afuera, miró al cielo y suspiró. Al pensar que finalmente había decidido tener a los bebés, no pudo evitar reír.
"¡Salgan todos del camino!" Gritó alguien repentinamente. En cuanto unos hombres vestidos con trajes negros abrieron el camino, una enfermera empujó una camilla móvil y corrió en dirección hacia donde estaba Grace. Afortunadamente, la muchacha se movió y lo esquivó rápidamente, pero instantes después, un niño se resbaló accidentalmente frente a ella y empezó a llorar.
"¡Niño, sal de ahí!" Gritó uno de los hombres, pero el niño empezó a llorar y a gritar con más fuerza.
"¡Esperen!" Una voz masculina y grave se escuchó de repente.
Grace siguió inconscientemente el sonido de esa voz, pero en ese momento no pudo ver quién era.
"Ve a consolar al niño". Esa voz agradable se escuchó de nuevo.
"Pero señor, usted necesita una operación urgente", respondió la enfermera sin vacilar.
"Solo hazlo". En ese momento, el paciente que yacía en la camilla móvil se sentó. Tenía una expresión bastante seria en el rostro, como una estatua, y además, exudaba un aura fría.
"Sí, señor". El guardaespaldas caminó hacia el niño, lo ayudó a levantarse y empezó a consolarlo. Sin duda, ver a ese hombre recostado en la camilla y con la camisa empapada de sangre, había sido muy impactante. Sin embargo, a pesar de estar herido, este se sentó y miró al niño. En su mirada se notaba lo preocupado que estaba.
"Tiene un buen corazón" pensó Grace conmovida e inevitablemente se quedó mirándolo durante unos segundos.
De un momento a otro, el hombre giró la cabeza y miró a la muchacha con firmeza. Probablemente había sentido su mirada. Grace se sorprendió ante la mirada fija de ese sujeto e instantáneamente se estremeció. En seguida desvió la mirada y vio que el niño aún seguía llorando. "Déjemelo a mí. Yo le ayudaré", dijo ella acercándose rápidamente.
"Muchas gracias". El guardaespaldas expresó su sincera gratitud.
Grace se puso en cuclillas frente al niño y empezó a hablarle con suavidad. No fue hasta que la enfermera se llevó al hombre en la camilla que se sintió aliviada y dejó de sentir esa mirada penetrante. Entonces, se puso de pie e inconscientemente se tocó la parte inferior del abdomen. En ese momento, sintió que algo se movió en su interior.
"¿Acaso son los bebés los que se están moviendo?" se preguntó y abrió los ojos como platos. A pesar de todo, estaba muy feliz, no podía dejar de sonreír. Con o sin un hombre a su lado, estaba lista para criar a esos niños.