No puedo evitar sentirme nerviosa en este preciso instante. Estoy eufórica. Hoy es el día en el que por fin logro materializar todos los esfuerzos y sacrificios de mi vida profesional. Soy una chica tímida e introvertida, no puedo negarlo, pero es vital no permitirme demostrar debilidades en este medio donde la testosterona ejerce su supremacía.
Me dirijo con pasos firmes y seguros a la oficina de Recursos Humanos para finiquitar todo el papeleo de contratación. Luego debo asistir a la sala de reuniones, lugar en el que se llevará a cabo la presentación oficial ante todos los trabajadores que dependerán de mí, una vez asuma el cargo como directora ejecutiva de Sutton Internacional.
―Buenos días, señorita, soy Victoria Kent, tengo una cita con el señor Evans.
La joven morena sonríe antes de devolverme el saludo.
―Bienvenida, señorita Kent, permítame anunciarla.
Le doy un rápido vistazo a las instalaciones e intento familiarizarme con el área mientras ella se comunica con su jefe.
―El señor Evans la atenderá de inmediato ―indica la chica al levantarse de su silla―, sígame por favor.
Estoy muy nerviosa, pero hago todo lo posible para disimularlo. La chica abre la puerta y me invita a pasar.
―Buenos días, señorita Kent, es un placer recibirla en su primer día de trabajo ―indica el hombre de cabello oscuro y actitud profesional al levantarse de la silla para recibirme. Abotona su chaqueta de diseñador y me tiende la mano para saludarme―. Por favor, tome asiento ―me indica con amabilidad para que ocupe una de las sillas que hay frente a su escritorio―. ¿Desea tomarse un café? ¿Agua?
Trago grueso y le devuelvo el saludo.
―Buenos días, señor Evans ―estrecho su mano y tomo asiento―, gracias por la bienvenida ―sonrío con agrado―, pero tomé suficiente café antes de venir. Un vaso con agua será suficiente.
Ocupa su silla y levanta la bocina de su teléfono para solicitarle a su secretaria que traiga la bebida.
―Bien, ya habíamos iniciado con todo el papeleo de contratación, pero necesito que firme algunos documentos que quedaron pendientes antes de asistir a la reunión con el personal.
Pocos minutos después llega la chica, quien con gentileza coloca el vaso sobre la mesa. Pregunta con amabilidad si deseamos algo más y ante nuestra negativa, se marcha dejándonos con nuestros respectivos asuntos.