/0/13213/coverorgin.jpg?v=7784eebe9631f522dddff6a2caf1baa5&imageMogr2/format/webp)
Amir Bil Kadim Alfaslan...
Incluso un mes y medio después de haberme hecho suya, en medio de una fiesta a la que mi familia había sido invitada, yo no podía olvidarlo.
¿Cómo podría?...
— No voy a casarme con nadie papá — sentencié en voz baja, sopesando la llegada de mi cercano acceso de rabia y tratando de mantener la calma el mayor tiempo posible.
— Sí vas a hacerlo Savannah — escupía mi hermano, con los dientes apretados e inclinado hacia mí, mostrando su brutal decisión de palmas abiertas sobre la mesa y un papel extendido entre los dos, que esperaba ser firmado por mí, aceptando un matrimonio que no quería ni podía aceptar, con un completo desconocido — estamos en la quiebra, y las medicinas de mamá y su próxima cirugía, solo podrán pagarse si firman y el jeque tiene lo que quiere y me devuelve mi inversión a cambio de mis hermanitas.
Onir, era medio hermano de Sabrinna y mío. Las únicas hijas de mi madre italiana, que por enamorarse del hombre equivocado se había mudado a vivir a Marruecos con nosotras, a la edad de dos años míos y uno de Sabrinna. Nos llevábamos unos meses.
Mi padre, en aquel momento sentado delante de mí, al otro lado de la mesa y con la vista fija en mi llorona madre, como queriendo controlar hasta sus reacciones desde la distancia, era la persona que más despreciaba hasta la fecha.
Un hombre que golpea a una mujer tiene mi desprecio eterno, así sea de mi propia sangre.
Mis ojos verdes estaban rojos de ira. De saberme contra la pared y saber a ciencia cierta, que una vez que firmara aquel papel, tendría que alejarme de toda mi familia porque cuando mi futuro marido descubriera mi gran secreto, me mataría si aún estaba de cuerpo presente para darle la oportunidad.
Otra vez volvía a mi mente aquel hombre que esa única noche me sedujo y se robó mi virginidad, comprometiendo mi vida para siempre.
/0/6406/coverorgin.jpg?v=47484659bd26d1a5ee590e96a97039be&imageMogr2/format/webp)