Reiko
Los negocios iban bien hasta que una molesta piedra en el zapato apareció, la piedra tenía nombre y era Uzui Imata.
Uzui había irrumpido de forma brusca en el mercado, ofreciendo menores tarifas para ganar más clientes. Pero su trabajo era desprolijo e insultaba a todos los que llevábamos más tiempo en el rubro.
Ser un asesino a sueldo en Japón no era fácil.
Harto de aguantar las jugadas sucias de Uzui y de perder a la mayoría de mis clientes decidí migrar del país.
Pagué por un pasaporte falso y compré un ticket de avión rumbo a Nueva York. Allí tenía un viejo amigo.
Abordé el avión con la esperanza de dejar mi antigua vida enterrada en el país asiático.
3 meses después…
Mientras observaba un fino traje de 3 piezas en la vitrina de una lujosa tienda en 5th Avenue, una esbelta señorita llamó mi atención, iba acompañada por un hombre regordete vestido de negro, juntos ingresaron a la tienda.
¿Era su guardaespaldas?
Encogí mis hombros y continué con mi vista sobre el vidrio.
De pronto un auto se detuvo frente a la tienda y de él bajaron 3 hombres encapuchados y armados, ingresaron rápidamente gritando a todo pulmón.
Me desabotoné mi saco y los seguí.
- ¡Al suelo, esto es un asalto! - gritó uno de los tipos.
Todo el mundo comenzó a gritar y alborotarse.
- ¡Silencio! - gritó el segundo y disparó al techo
¡Bang!
De lejos divisé a la señorita, vestía un traje negro ajustado hasta la rodilla y un sombrero del mismo tono, estaba con las manos en alto, pero con un semblante impecable.
Me escondí detrás de un escaparate para poder ver mejor.
Uno de los delincuentes se percató que la chica era especial, especialmente adinerada.
Se acercó rápido hacia ella y la tomó fuerte del brazo.
El torpe y regordete guardaespaldas comenzó a tiritar y en su frente se formaron diminutas gotas de sudor.
¡Inepto!
Apreté mis puños con fuerza y tensé mi mandíbula.
- ¿Y tú quién eres? - le gritó el delincuente, mientras los otros dos desbarataban la tienda.
Ella guardó silencio, su rostro estaba duro y pálido.
- ¡Hey!, creo que esta perra nos podría servir- dijo hablándole fuerte a los compañeros- se ve que tiene dinero, podríamos pedir un rescate por esta gatita- sonrío de forma burlesca.
La jaló del brazo y la trajo con él.
Le haces daño imbécil.
Y cuando estaban a punto de salir huyendo, los intercepté.
Primero agarré a dos de ellos, los que llevaban el botín, y con un movimiento limpio y sutil les golpeé el cuello al mismo tiempo con ambas manos.
La llave del sueño
El tercero, el que tenía a la señorita. Me comenzó a disparar.
Esquivé las balas tapándome con un mesón inclinado. Cuando tuvo que recargar el revólver, ataqué.
Una patada directo a su nariz y cayó inconsciente a nuestro lado. Lo até de manos y pies.
La señorita jamás perdió su compostura y con mucha fineza se levantó las gafas de sol. Tenía unos ojos pardo penetrantes y unas largas pestañas.
-Gracias- me miró fijo
-Creo que su guardaespaldas necesita un cambio de ropa interior- dije mientras me limpiaba el saco.
Ella volteó y observó como el regordete tipo continuaba tiritando en una esquina.
-Es todo un problema conseguir personal idóneo, es el tercero de este mes- respondió mientras volvía sus gafas al lugar anterior.
-Así veo…
-Me retiro, le vuelvo agradecer su ayuda- se despidió y me pasó una tarjeta de presentación.
Acomodó su cartera de mano y camino hacia la salida con un desplante envidiable.
Las sirenas de la policía comenzaban a acercarse.
Acomodé mi cabello con una mano y salí del lugar.
Mientras caminaba observé la tarjeta.
Esa mujer me intrigaba, era hermosa e implacable. Ni siquiera un atracó logró desarmar su compostura.
Necesitaba saber más de ella.
Volví a mi apartamento y abrí mi laptop.
Dejé la tarjeta a un lado y comencé a teclear.
“Deva Turner CEO de Luxury Inc.”
“Luxury Incorporation era un gran conglomerado dedicado a crear tecnología avanzada y de última generación para automóviles de lujo.
Deva Turner una joven Ingeniera automotriz de 30 años había fundado la empresa hace 5 años. Sus ideas eran tan asombrosas que las acciones de Luxury crecieron como espuma, y en tan sólo un par de años había logrado posicionarse en los mejores rankings de empresas emergentes dentro del país.”
Le di clic a imágenes y vi algunas fotos de la hermosa señorita.
Quedé asombrado, era hermosa e intrigante. Necesitaba conocerla.
Durante 3 semanas ella se volvió mi obsesión, me dediqué a seguirla y a vigilarla, temía que le pasara algo ya que sus estúpidos guardaespaldas no servían para nada.
Memoricé toda su rutina; a la hora que salía de su lujoso apartamento, el momento en que almorzaba y cuando iba al gimnasio; la esperé cada día a la salida del trabajo y la acompañé desde lejos a su hogar. Las salidas de los martes y jueves con sus amigas e incluso a los hombres que frecuentaba.
Tenía que llegar de alguna forma a ella.
Mientras ideaba algún plan para poder acercarme a la señorita Deva Turner, imaginé saliéndome del negocio de los asesinatos por encargo.
¿Y si le daba un vuelco a mi vida?
Deseché la idea de inmediato, recibía tanto dinero por los “encargos” que me permitía vivir una vida acomodada y tranquila.